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Сентябрь
2024

Tatiana Huezo: «Lucho contra el estigma que tiene el documental de ser aburrido»

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Abc.es 
Desde 'El lugar más pequeño' al reciente estreno de 'El Eco' el pasado 30 de agosto, la cineasta mexicana Tatiana Huezo nos transporta a un mundo habitado por un viento desolador y una desigualdad en el que no existen oportunidades laborales ni vitales. Un lugar remoto al borde del abismo y de la desaparición atisbado bajo el prisma de un documental que da nombre a una comunidad ubicada en Puebla, y que retrata la esencia, la cotidianidad y la intimidad de tres familias campesinas que sobreviven con lo que pueden . Huezo abre nuevos horizontes: huye de la representación explícita de la violencia y rompe con la línea política que caracterizaba 'Tempestad' . Ahora, en un momento de madurez y lucidez experimental, la directora acoge a la naturaleza como reflejo de las condiciones de unos lugareños abocados a vivir en el campo. De ahí que se decantara por una película centrada en ese momento de la existencia tan fugaz como lo es la infancia, pero en esta ocasión expuesta a una enorme vulnerabilidad. «Estamos ante una historia contada desde el punto de vista de los niños , la cámara está a la altura de sus ojos y, desde esa perspectiva, subrayo la crudeza, la fragilidad y la belleza de una fase vital que desaparece demasiado pronto. En el mundo rural, a los niños no les queda de otra que madurar antes de tiempo , cuidar de sus abuelos y pastorear mientras el frío y la sequía castigan la región», revela la cineasta conmovida. Esta manera de hacer cine surge de su deseo de «luchar contra el estigma de que el documental es aburrido» presentando una historia sobre el vértigo de crecer en un entorno frágil y peligroso que se siente como una ficción cuidadosamente ensamblada. « La línea que existe entre la ficción y la no ficción siempre me ha molestado porque el cine es un viaje que te arrastra emocionalmente, que te lleva a caminar muy cerca de los personajes. Ese proceso es idéntico tanto en documental como en ficción», son las palabras de la directora que evidencian cómo ha evolucionado su carrera. Esto explica porqué la ausencia de 'voz en off' y el sinfín de escenas de paisajes idílicos dan paso a la captura de pequeños momentos de la vida rural, llenos de pureza y profundidad. Aún así, para plasmar con más claridad la realidad de sus costumbres -la obediencia de las niñas en las tareas domésticas, los rituales funerarios, las discusiones de pareja por la mala distribución del trabajo y las sangrientas cazas-, Huezo se instaló temporalmente en varios de los hogares de los residentes, comió, trabajó en la siembra, fue a la escuela y pastoreó las ovejas con los niños. Su estancia le permitió presenciar el cambio drástico en el paisaje a lo largo de un año. «Nunca compartas tus secretos. Cuando arrecia muy fuerte el viento, agarra las palabras de las gentes y se las lleva a pasear por los cerros », advierte la entrañable abuela del documental sobre el significado del nombre de la localidad. Y nada lejos de la realidad: la incertidumbre del rodaje en exteriores, la adaptación a los cambios climáticos y a las condiciones impredecibles de la naturaleza supusieron un gran reto. La cineasta confiesa a ABC que gran parte del trabajo consistió en esperar a que algo sucediera delante de la cámara , lo que exigía tener una paciencia que ha sabido gestionar durante los 4 años de preproducción con los instintos bien despiertos en busca de la localidad idónea y la belleza en lo ordinario junto al Consejo Nacional de Fomento Educativo : « Es una película de silencios que no tuvo prisa , solo había que confiar a que las cosas sucedieran y a sentir la vida tal cuál es». La naturaleza no es un telón de fondo, sino un protagonista más. La tormenta, la sequía de la siembra, el viento y el atardecer: todos estos elementos propios de los ciclos vitales se entrelazan con el paisaje emocional de los personajes, expandiendo la dimensión de sus preocupaciones y conflictos vitales. Así es cómo también se logra capturar la melancolía y nostalgia que impregna la vida rural . «La emoción está construida con unas miradas profundas, unos silencios y una soledad que abrazan a la naturaleza», explica. «¿Es la vida cotidiana suficiente para sostener un documental?» . Sin guion previo y dejando de lado una estructura narrativa predefinida, las historias que plasma 'El Eco' son producto del azar y de los «actos de fe», como la misma directora define recalcando que no hay ninguna palabra suya puesta en boca de los figurantes . Aunque los personajes son reales y sus historias no están preparadas, la sublime construcción estética, la banda sonora de Leonardo Heiblum y Jacobo Lieberman y la fotografía de la mano de Ernesto Pardo , en su aparente simplicidad, endulza y crea una ilusión que desdibuja las fronteras entre lo real y lo imaginado. Como colofón final: un rayo blanco , envolvente y efusivo rompe la pantalla, lo que indica alivio después de una larga sequía. Una metáfora poética y visual capaz de desmentir cualquier ficción .