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Сентябрь
2024

Lo que ocurre detrás de la puerta cerrada de la habitación de tu adolescente y que a ti no te pasaba

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Abc.es 
Muchos padres reconocen que cuando eran adolescentes les gustaba encerrarse en su habitación para escuchar la música que más les gustaba, o para pintar, leer, escribir o perder el tiempo mirando por la ventana. Los jóvenes de hoy en día también se encierran en sus habitaciones como parte de su proceso evolutivo en esta etapa vital, pero hay grandes diferencias entre lo que ocurre hoy detrás de la puerta cerrada del cuarto de los adolescentes y lo que ocurría cuando sus padres eran los que se confinaban de jóvenes. Gabriela Paoli , presidenta de Nexum y psicóloga experta en adicciones tecnológicas y redes sociales, reconoce a ABC que la adolescencia se caracteriza por ser un momento de introspección, reflexión, de aislamiento y soledad. «Todo esto favorece que el joven se escuche sus pensamientos y emociones y se conozca mejor , sepa determinar su estado de ánimo, sus miedos, inseguridades, fortalezas... Sin embargo, actualmente, cuando un adolescente cierra la puerta de su cuarto es para tumbarse sobre la cama y conectarse diferentes redes sociales para ver uno tras otro diferentes vídeos. Todo este 'ruido' apaga este conocimiento sobre sí mismo, le produce un bloqueo emocional . Es decir, hay una pérdida de conexión con uno por estar hiperconectado a la tecnología». Este escenario, según Paoli, lo que fomenta en el joven es un gran sentimiento de soledad. « La soledad no deseada es una experiencia subjetiva que duele, que hace sufrir; incide negativamente en la calidad de vida de las personas que la padecen. El vínculo con personas significativas y la pertenencia a grupos sociales es fundamental para el desarrollo cognitivo y afectivo de los adolescentes y jóvenes», destaca esta psicóloga. Apunta que la falta de relaciones significativas puede provocar tristeza, malestar, aburrimiento, emociones positivas reducidas, sentimientos de vacío, aislamiento social y angustia. Estos sentimientos pueden ser perjudiciales para el desarrollo de su autoestima, autoconfianza y bienestar emocional. «Además, la soledad en la infancia y adolescencia tiene consecuencias negativas para la salud mental en etapas posteriores de la vida», señala la experta. Varios estudios han demostrado que la soledad es un factor de riesgo para la salud mental y física, afectando además la calidad de vida, asociada a problemas como ansiedad, depresión, aumento del riesgo de suicidio, mala calidad del sueño y cambios fisiológicos». El problema es que el adolescente no va a reconocer nunca abiertamente que se siente solo, puesto que la soledad es un asunto tabú, está estigmatizada. «Reconocerlo lo ven como algo que les avergüenza y por lo que se sentirán acusados». Por todo ello, Gabriela Paoli aconseja a los padres y educadores estar muy atentos a los cambios de comportamiento de los jóvenes. «Hay que tener la mirada puesta en ellos y, sobre todo, esforzarnos en conectar más con ellos con una comunicación directa y fluida en la que se les pregunte cómo se sienten. Es importante ayudarles a verbalizar sus sentimientos. Si escuchamos que dicen «es que no tengo a nadie con quién quedar», «es que a nadie le gusta ir al teatro»... Es quizá señal de que le falta esa conexión real con los demás». Este creciente aumento de la soledad y el aislamiento social produce que busquen alternativas en la compañía artificial y se descarguen aplicaciones como Replika, Paradot, Chai o Chatbots, para mantener conversaciones y crear un 'amigo' a la carta. Paoli aclara que «es importante recordar que la IA per se no es mala o negativa, sino que depende del uso que le demos. Y como profesional de la salud mental debo insistir en sus consecuencias sobre un mal uso o abuso, llegando en muchos casos a crear una dependencia o adicción». Entre los efectos negativos que puede tener la IA en la salud mental, se encuentran: aislamiento social, problemas de autoestima, merma en las habilidades socio-afectivas , pérdida de interés por actividades placenteras, sobrecarga de información o ansiedad o estrés».   Para saber si un hijo puede sufrir este riesgos, enumera una serie de señales a tener en cuenta : - Aumento del tiempo online (redes sociales, videojuegos, series, YouTube...). - Reducción de la comunicación e interacción con la familia y amigos. - Falta de interés en actividades sociales y deportivas. - Cambios en los patrones de sueño. - Bajo interés y compromiso hacia los estudios o trabajo. - Cambios en la apariencia personal, dejadez en higiene y vestimenta. - Cambios en el apetito y en el estado de ánimo. - Apatía, desmotivación, tristeza, desesperanza. Insiste en que la mejor prevención es «que el adolescente tenga un buen vínculo con sus padres y con amigos , una red de apoyo de la que perciba escucha y cariño en todo momentos». Además, recomienda a los padres que ofrezcan a sus hijos alternativas a las pantallas como pueden ser la realización de talleres, excursiones, actividades deportivas, culturales, jardinería, aprender a realizar ciertos platos en la cocina... para que no pasen tanto tiempo conectados a la tecnología y sean más conscientes del mundo real.