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Сентябрь
2024

Badosa se desconecta de su sueño americano: cae en cuartos ante Navarro

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No pudo ser. El ascenso de Paula Badosa este verano se cortó en seco este martes en cuartos de final del US Open. La tenista española cayó de forma dolorosa ante la estadounidense Emma Navarro : tras ceder con claridad el set inicial, boicoteó cualquier posibilidad de remontada dilapidando una ventaja enorme en el segundo set (6-2, 7-5). Fue un despertar cruel del sueño americano que ha vivido en los últimos meses. Badosa, nacida en Nueva York, buscaba llegar por fin a lo más alto de los grandes tras muchos meses de sufrimiento. A veces, querer algo mucho se convierte en tu propio enemigo. Y eso le ocurrió a Badosa, que se ahogó en su propia ambición. «Fue un completo desastre», reconoció después. Badosa y Navarro, número trece del mundo, se comprometieron a ser agresivas desde el túnel que da acceso a Arthur Ashe, la central de Nueva York. «Tengo que dar un paso adelante antes que ella», dijo la española. «Quiero mandar el mensaje desde el primer minuto de que vengo a por todas», replicó la estadounidense. Quien logró imponer su ley fue Navarro. Como prometió, desde el primer peloteo. Firmó un gran intercambio desde el fondo y clavó a Badosa con una dejada impecable. Navarro mostró por qué es una de las grandes apariciones en el tenis este año. Tiene un físico impresionante, que le permite llegar con solvencia a las pelotas anguladas y recuperar territorio de inmediato. Con esas armas, su juego defensivo es admirable. Y lo combina con solidez desde el fondo y claridad para ejecutar casi siempre el golpe adecuado. Badosa compareció fuera de su mejor versión, la que ha mostrado en los últimos meses. En los últimos días había asegurado que «el tenis para mí solo tiene sentido en lo más alto». En una entrevista con este periódico antes del partido, sostuvo que en los grandes escenarios «me crezco». Pero parece que se le atragantó el más grande de ellos, el de la central de Nueva York, con capacidad para cerca de 24.000 personas. Cayó en dobles faltas para ceder su primer saque y desde ahí el primer set ya parecía perdido. Navarro no fallaba, rocosa desde el fondo, y Badosa se desesperaba. «Desde que puso el pie en la pista me sentí rara», dijo después, en rueda de prensa. «No era por el estadio, era por la ronda, Me veía muy cerca y a la vez muy lejos de mi objetivo. Mi cabeza estaba en cualquier lado menos en el presente. Es algo que me ha hecho mucho daño en mi carrera. Querer tanto algo que no te centras en el momento». Tiró la primera manga en una dejada de revés defectuosa. Solo habían jugado 29 minutos. Badosa estaba viviendo su mejor verano en EE.UU.. Ganó en Washington, llegó a semifinales en Cincinnati y se plantó en Nueva York con la raqueta fina y las piernas rápidas. Había logrado por fin su recuperación tras muchos meses inhabilitada por una lesión de espalda. En el US Open , donde nunca había pasado de segunda ronda, había logrado igualar su mejor registro en un Grand Slam, colándose en cuartos de final, lo mismo que logró en Roland Garros en 2021. Badosa hizo soñar a la afición española con alargar ese verano estupendo en la pista dura de EE.UU., la superficie que menos le gusta. Lo tuvo todo a favor para forzar un tercer set. Encontró esa agresividad que su juego necesita, Navarro bajó un pistón y la española se colocó 5-1 en la segunda manga. Con todo a favor, apareció la sombra más temida por los tenistas. Su brazo se agarrotó. Perdió pronto su saque. Navarro volaba por la pista. Llegó el momento en el que Badosa tenía que mostrar dureza mental y se convirtió en puro nervio. Volvió a perder el saque, ahogada en dobles faltas. Fue una desconexión completa. Su cabeza se nubló, como explicó después: «Muchas frases negativas en mi cabeza», «mucho ruido en la pista y mucho ruido interno mío», «me hice muy pequeña», «quería irme de la pista». En el último juego, en el que necesitaba forzar el 'tie break' con su saque, Badosa jugó con los brazos caídos. Y Navarro seguía con la muñeca suelta. Cerró el partido como lo empezó, con una dejada a la que la española ni siquiera corrió. Esa pelota metió a Navarro por primera vez en semifinales y la confirma como una de las sensaciones de este año. Y dejó a Badosa sin una semifinal de un grande algo que persigue desde que apareció con fuerza en el circuito a principios de esta década. Y a la afición española, sin una semifinal en el cuadro femenino de Nueva York, donde no tenemos presencia desde Conchita Martínez en 1996. «Tengo que aprender a estar más contenta», reflexionó después, en referencia a una temporada en la ha superado una lesión dura, en la que comenzó hundida en el ranking y ahora se colará en el top 20. «Ojalá pueda volver a estar aquí, en estas rondas de un grande y gestionarlo mejor, voy a trabajar en ello». Le hará mucha falta. En la propia comparecencia con los reporteros ya mostró que tiene ansiedad por volver a intentarlo. «Ahora tengo que esperar cuatro meses para el siguiente grande», dijo con una sonrisa de circunstancias. «Qué mierda».