Dani Molina y Susana Rodríguez convierten el Sena en una fiesta española tras hacerse con el oro en triatlón
Dani Molina y Susana Rodríguez convirtieron el Sena y a sus alrededores en una fiesta española. Madrileño y gallega fueron las grandes estrellas de la prueba del Triatlón al coronarse en sus respectivas categorías (PTS3 y PTVI) como nuevos campeones olímpicos. Molina firmó una espectacular remontada en el último tramo, ese que se hace a pie, y donde hizo desaparecer una desventaja de 51 segundos. Todo lo contrario que Rodríguez, que esgrimió una salvaje superioridad durante todo el recorrido y atravesó la meta con la sonrisa de la que sabe que no tiene rival. Al fin, y con un día de retraso, el triatlón despliega las alas en París 2024. Amenazaban las turbias aguas del Sena con encajonar a la disciplina en un calendario taquicárdico, pero la ausencia de lluvia y los quizás laxos análisis microbiológicos de la organización permitieron dar el pistoletazo de salida a una de las pruebas más emblemáticas de los Juegos , esa que enfrenta a los gladiadores a no solo un desafío, sino a tres. 750 metros a nado, 20 kilómetros en bicicleta y cinco al trote forman este bello laberinto, pues mientras los atletas luchan contra su mente para dar un paso más, la ciudad disfruta de unas vistas magníficas, con el puente Alexandre III, meta improvisada, abarrotado de aficionados y periodistas y con la Torre Eiffel vigilando desde la distancia. Roza Eva Moral la primera medalla de la jornada, son 13 las oportunidades que tiene la delegación española, aunque la madrileña acaba cuarta y se baja del podio que sí consiguió en Tokio 2020, donde fue bronce. Muchas esperanzas acumula Daniel Molina . El también madrileño, afincado en Guadalajara, debuta en el triatlón en París (había participado en natación en Atenas 2004), pero su inmaculado currículum en los últimos años obliga a pensar a lo grande. Campeón del mundo en 2017, 2018, 2019, 2022 y 2023, el casi cincuentón se despoja de su bicicleta a una velocidad de vértigo y prosigue su persecución al alemán Max Gelhaar y al neerlandés Nico van der Burgt , que lideran la estampida. Los norteños se quedan congelados cuando ven al rayo rojo y amarillo sobrepasarles . No contaban con él, pues en la transición de bicicleta a la carrera Molina estaba 51 segundos por detrás. Sin embargo, su postura es fantástica, pecho hacia fuera y la mirada de los cien metros . Perdió la pierna tras un accidente de tráfico en el que él fue la víctima. Acumuló hasta catorce operaciones, pero perdió la pierna derecha. Ahora avanza hacia el trono sin miramientos, le da tiempo hasta a levantar los brazos, saludar a la familia y coger una bandera española antes de atravesar la meta. Un oro en su debut en el triatlón. Simplemente espectacular. Molina llega a la zona mixta y se derrumba en los brazos de los periodistas españoles , una escena familiar entre dos mundos, el del deportista y el de los medios, que en cualquier otro lugar es impensable. Llora el campeón, sus amigos le reconfortan antes de abrir el cuestionario. «Cuando me dejaron correr, ha sido brutal. Estoy muerto, estoy todo muerto. He tenido que esperar 20 años para vivir este momento . Han sido 20 años por un desierto muy duro en el que hemos sufrido muchísimo», analiza el nuevo oro olímpico. «Hemos tenido épocas muy duras donde veíamos cómo otros deportistas llegaban a los Juegos y nosotros nos quedábamos en casa y eso como deportista son momentos duros, pero yo sabía que cuando llegara mi momento, que cuando me dejaran competir, sería campeón olímpico», explica muy emocionado el español, que no pudo participar en Tokio 2020 porque su categoría no era considerada paralímpica, pero en París se ha ampliado el abanico y a la primera oportunidad no ha hecho prisioneros . Es el triatlón una prueba casi cruel, que obliga al ser humano a sobrepasar todos sus límites biológicos y mentales. Mientras Molina celebra, Rakel Mateo se derrumba en la línea de meta. Cuesta contener las lágrimas al ver que la vasca, que ha quedado última, llora sin control, tiembla, por el mero de haber terminado la prueba. La atleta superó una larga anorexia de más de diez años , entre los 12 y los 22, para que ya de adulta le cayese una carga de más de 100 kilos en el supermercado donde trabajaba. Vivió toda su vida con una pierna prácticamente inservible, hasta que en 2020 decidió amputársela para mejorar su movilidad y poder rendir mejor en las competiciones. Conocida toda la historia, no sorprende tanto su desbordante emoción al rematar el Triatlón, esa dichosa y magnífica prueba que marca el ecuador de París 2024. Susana Rodríguez es junto a Molina la gran esperanza de oro de la delegación nacional. La gallega, primer puesto en Tokio 2020, escucha cómo su nombre es pronunciado con euforia por la megafonía gala. Es favorita y así lo demuestra con sus pasos iniciales en el recorrido, Primera, sin oposición ni en el agua ni sobre el asfalto. Parece superado su duro accidente que sufrió el pasado junio en los Mundiales de su Pontevedra natal. Le siguen las italianas Anna Barbaro y Francesca Tarantello , pero la española mantiene más de dos minutos de ventaja. No hay persecución porque Rodríguez no lo permite, solo le queda firmar un buen tiempo en el tramo final para volver a coronarse como reina del Triatlón. Las transalpinas están a tres minutos y deja atrás a los adoquines parisinos con una facilidad pasmosa. Pasa la meta y el doblete es una realidad. El Sena, arteria principal de París , se convierte en una fiesta española. La fiesta española en las aguas del Sena se ha prolongado este lunes al conocer la noticia de que el medallero nacional ha sumado dos preseas más. Una plata de Marta Francés y un bronce Nil Riudavets en la categoría PST4 cierran la mañana perfecta para España, que sigue en carrera por hacer sonar los acordes del himno en París 2024. De este modo, el triatlón nacional iguala su resultado respecto al de Tokio 2020, incluso en esta edición lo mejora al conseguir dos metales dorados, y sitúa a España con 19 medallas en la cita francesa, cinco de ellas de oro con el resto de la jornada todavía por disputarse.