Hábitos saludables, entrenamiento invisible y rendimiento deportivo.
“Estaba más en forma cuando tenía 30 años que cuando tenía 21 porque Arsene Wenger me educó sobre la ingesta de agua, nutrición y el tipo adecuado de ejercicio” (Glenn Hoddle).
Seguramente los futbolistas jóvenes no conozcan ni a Glenn Hoddle, excelente jugador inglés de la década de los 80 y principios de los 90, ni a Arsene Wenger, entrenador francés del Nancy, AS Mónaco, Nagoya Grampus y, durante más de 20 temporadas, del Arsenal FC. Apodado “el profesor”, por su metodología innovadora y enfoque pedagógico, fue pionero en utilizar estudios biomecánicos, modificar hábitos alimentarios e introducir la figura del psicólogo; una forma de completar la preparación tradicional con el entrenamiento invisible.
El entrenamiento planificado, una apropiada nutrición e hidratación y el descanso necesario son aspectos principales para poder rendir en el deporte. Si además, añadimos el aspecto mental, donde el control de emociones adquiere una importancia fundamental, tendremos los pilares principales para cimentar el rendimiento del deportista.
El doctor Antonio Ramos Gordillo define el entrenamiento invisible como la realización de unas medidas básicas de higiene para aumentar el rendimiento deportivo. Hábitos saludables como la higiene corporal y dental y el uso del material adecuado, son aspectos importantes que, junto a los mencionados pilares, ayudan a preservar la salud del deportista, minimizando enfermedades y previniendo el riesgo de lesiones.
Por otro lado, la correcta ingesta de nutrientes aportará la energía necesaria para los entrenamientos y la competición, ayudando además, a regular el metabolismo y a mantener y recuperar tejidos. En cambio, la inadecuada ingesta energética comprometerá el rendimiento y minimizará los beneficios del entrenamiento, pudiendo afectar al sistema inmunológico y endocrino e, incluso, a la fuerza y resistencia del deportista.
Por último, preparar una estrategia de hidratación y descanso debe formar parte de la rutina del deportista, para ello es necesario partir con un nivel adecuado de hidratación, mantenerlo durante los entrenamientos y la competición para finalmente, beber inmediatamente después de la práctica deportiva, lo que ayudará a reponer los líquidos y electrolitos perdidos por la orina y el sudor y que unido a una dieta equilibrada, coloreada con fruta y vegetales, y a un adecuado descanso favorecerán la recuperación del deportista.
Por lo tanto, la educación se convierte en una herramienta fundamental para trasmitir los conocimientos necesarios a los futuros deportistas pero sin olvidar que, como en el caso de Glenn Hoddle, nunca es tarde para asumir la importancia del entrenamiento invisible y favorecer también el desarrollo de buenos hábitos en la edad adulta.
Paquito Ortiz, responsable de innovación y defensor del menor Fundación UD Las Palmas.