"Marco": la historia del superviviente español del Holocausto que nunca fue
Enric Marco pretendió durante 30 años que era una víctima española del Holocausto, y como tal logró engañar a los auténticos supervivientes y a los políticos, una lección de mentiras y manipulación que Jon Garaño y Aitor Arregi cuentan en "Marco", película estrenada en Venecia.
Marco llegó a presidir la Asociación de Víctimas Españolas de Holocausto, y durante años, desde mediados de los años 1970 hasta que fue desenmascarado por un historiador, en 2005, dio centenares de charlas en colegios, asociaciones, instituciones, medios de comunicación.
Este jubilado de aspecto afable engañó a todos, incluida su familia, y al mismo tiempo consiguió difundir la enorme tragedia de los cerca de 10.000 deportados españoles en los campos de exterminio, oculta durante décadas.
Cuando se acabó la II Guerra Mundial y se descubrió el horror del Holocausto, los supervivientes españoles no tenían a dónde ir: su país no los quería, nadie sabía qué hacer con ellos.
En el campo de Mathausen (Austria), donde fueron a parar la inmensa mayoría de ellos, los presos españoles "fueron los primeros en entrar y los últimos en salir", recuerda en "Marco" uno de esos personajes supervivientes.
Enric Marco llamó a todas las puertas, hasta conseguir que la asociación que presidía asumiera el protagonismo del 60º aniversario de la liberación de Mathausen, en mayo de 2005, con la presencia del presidente José Luis Rodríguez Zapatero.
En la víspera de ese evento histórico, Marco fue desenmascarado y sus correligionarios lo obligaron a dimitir y a ausentarse de la ceremonia.
Pero este hombre "espantoso y genial", en palabras del escritor Mario Vargas Llosa, nunca dejó de exigir protagonismo.
Una butifarra para reconciliarse
"Nosotros llevamos 18 años con este proyecto", explicó a AFP Jon Garaño en la Mostra, donde "Marco" concursa en la sección Horizontes.
Corría 2006, hacía un año que la embarazosa superchería había sido descubierta.
"Nos juntamos con él (Marco) muchas veces, y un día nos dice que quiere ir a Alemania a buscar unos papeles que certifiquen que aunque no estuvo en un campo de concentración, sí estuvo preso en una cárcel", añade.
Enric Marco sí había estado en Alemania durante la guerra, pero como integrante del contigente de trabajadores voluntarios que envió el régimen franquista.
Marco estuvo preso en una cárcel de Kiel, algo que también fue demostrado. Él afirmaba que lo juzgaron por sabotaje, aunque por entonces, su credibilidad estaba muy entredicho.
"Le planteamos grabar ese viaje, porque iba a ser material muy importante para el documental", recuerda Garaño.
Pero Marco seguía engañando: se había comprometido con otros documentalistas, que acabarían sacando su propio trabajo sobre el personaje.
Garaño y Arregi se olvidaron del asunto, pero Marco se presentó un día en 2010 ante ellos con una butifarra (salchichón típico catalán) y les dijo que ahora sí, que podían hacer algo juntos.
Empezaron a grabar horas de entrevista, "hasta quince", recuerda Arregi.
Garaño y Arregi habían ido acumulando películas y premios dentro y fuera de España, como con "La trinchera infinita" (dos premios en el festival de San Sebastían) o "Loreak" (dos Goyas).
Pero Marco seguía con su particular manera de hacer las cosas: estaba en contacto con el escritor Javier Cercas, que sacó un libro, "El impostor" (2014).
Para entonces, el jubilado era ya un personaje en si mismo.
Mirar hacia atrás
La pareja de realizadores convencieron a Marco para hacer una obra de ficción.
El actor catalán Eduard Fernández encarna a Marco en esta obra que mantiene el suspense hasta el final, aunque sea conocido.
"No queremos juzgarlo porque creo que es un mal comienzo para hacer una película", explica Arregi.
"Pero tampoco podemos elogiarlo cuando hizo lo que hizo", añade.
Enric Marco falleció en 2022, a los 101 años.
"¿Cómo se hubiera tomado la película? Es una pregunta que nos hacemos constantemente", admite Arregi.
"A mí me llama la atención que haya gente que no quiera mirar hacia atrás", medita Jon Garaño.
Si de lo que se trata es de avanzar como país, "no puedes conducir un coche sin mirar atrás" concluye Arregi.