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Август
2024

Sobrevivir al verano: pintura y mecánica a revisión tras las vacaciones

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Abc.es 
Playa significa verano, descanso y vacaciones. El coche es el tipo de transporte más utilizado para llegar a destinos de costa en dichas fechas. Pero cuando tenemos la cabeza en otros quehaceres, el vehículo queda relegado a un segundo plano, y puede llegara sufrir mucho durante y después de estos periodos. Así que, al igual que es de vital importancia revisar el compañero de viaje antes de comenzar el trayecto, más importante lo es a la vuelta. Elementos como el sol, la arena o el salitre pueden afectar de manera negativa al vehículo. En primer lugar, los coches se llenan de arena cuando están aparcados en las proximidades de la playa. Esta arena afecta a la pintura del coche, a los cristales e incluso a los faros. Los expertos recomiendan evitar aparcar tan cerca y, en todo caso, intentar estacionar el vehículo de espalda a la costa, en una zona con sombra y retirado de la zona de playa. De esta forma, se reduce el impacto de la brisa marina. Lo ideal sería estacionar el vehículo en un recinto cerrado e incluso taparlo con una funda para exterior. En segundo lugar, la salitre que se encuentra en el mar y, por lo tanto, en la brisa, favorece l a corrosión de los materiales y afecta tanto al exterior como al interior del vehículo, pudiendo deteriorar incluso los elementos metálicos y el motor. También el interior se puede llenar de arena. Por este motivo, hay que limpiar las alfombrillas en profundidad e incluso tener de repuesto. De esta forma, sólo habrá que cambiarlas una vez finalizado el verano. También hay que limpiar el vehículo y aspirarlo para eliminar toda la arena que pueda haber en su interior y que afecta a los materiales del interior y al confort. Se debe insistir, de hecho, en la limpieza previa de los ocupantes antes de montarse para que no lleven arena o barro en los zapatos, el bañador mojado ó sudor en la ropa por el calor. Lo mejor es limpiar el coche con cierta frecuencia durante las vacaciones para que no se acumule la arena y el salitre produzca el menor daño posible. Y más hacer otra más en profundidad una vez hayan terminado el verano. Eliminar toda la arena antes de echar agua sobre el coche y frotar. Por ello, se aconseja el uso de aire a presión y un aspirador potente para el interior del vehículo , así como aire y agua a presión para limpiar la carrocería. Hay que recordar limpiar también los bajos y las ruedas. Es más, para que la pintura dure más tiempo con su mejor aspecto, mejor acicalar el vehículo a mano y utilizando productos adecuados. Eso sí, recuerda que no se puede lavar el coche en la calle. El Reglamento General de Circulación indica que está prohibido y te pueden multar con cuantías de entre los 300 y los 3.000 euros -dependerá de cada ayuntamiento-. Incluso, más, la norma establece que las placas de matrícula no pueden estar sucios, ya que interfiere en la visibilidad del vehículo. Tener el automóvil en estas condiciones puede suponer, según la interpretación de las autoridades y el nivel de la infracción, una multa de hasta 3.000 euros. Luego, es igual de importante el interior. Hay que controlar la temperatura de dentro del habitáculo para que los diferentes materiales no se vean deteriorados por el calor excesivo. Esto se puede conseguir, por ejemplo, con el uso de un parasol o cortinillas. Asimismo, revisar los limpiaparabrisas. El calor del verano puede perjudicar la eficacia del material con el que están hechos, por lo que comprobar que la goma esté correcta y sin grietas es también una medida de salvaguarda de los pasajeros. Sin olvidarse de revisar si hay líquido limpiador suficiente en el depósito. Por último, y a nivel mecánico y de componentes, la Dirección General de Tráfico (DGT) insiste en que se revisen neumáticos, sistema de refrigeración, frenos y niveles de líquidos. Después de largos desplazamientos, los niveles de líquidos se reducen, por ello es necesario acudir al taller para que hagan un control del líquido refrigerante, de freno, lubricante o incluso aceite será una de las maneras más efectivas de garantizar un funcionamiento perfecto del motor. Las pastillas de freno suelen ser uno de los componentes del coche más damnificados por el «polvo» y el excesivo calor del verano. Ante cualquier síntoma al circular -ruidos al frenar, frenadas que se alargan o desvíos en la trayectoria del vehículo, un recorrido del pedal de freno demasiado largo o un tacto demasiado duro o blando en dicho pedal-, hay que acudir al taller urgentemente. También los neumáticos. Las altas temperaturas y la gran cantidad de kilómetros que recorremos aceleran su desgaste. Por ello, hay que comprobar el estado del dibujo -recomendable un mínimo de 2 milímetros de profundidad en las ranuras principales, el mínimo legal es 1,6 mm- y la presión del aire. También buscar posibles desperfectos, deformaciones o desgastes irregulares tanto en los flancos (laterales) como en la banda de rodadura.