Petrolera pobre, extraño espectáculo, por Mirko Lauer
La que fue por largo tiempo la empresa más rentable del Perú, en cualquier categoría, ha terminado siendo un ejemplo de que la empresa pública no funciona. El alto precio de la refinería de Talara, costos abultados y pobre administración han terminado por poner a Petroperú de rodillas en un par de años. ¿Habrá un nuevo salvataje?
El año pasado el pedido al MEF fue de unos US$1,000 millones, concedidos a regañadientes por el ministro Kurt Burneo. Este año bordea los US$2,400 millones, y el ministro José Arista ha dicho que no va a soltar ese dinero de ninguna manera. El directorio ha dicho que si no reciben el dinero, renunciará, y la empresa irá camino de la quiebra.
En verdad no se ha hecho mucho para evitar este tipo de desenlace. Una idea llamativa fue abandonar el bello edificio, y mover la sede de la petrolera a Talara. Eso no se está concretando, y además no se sabe bien para qué serviría semejante traslado. En realidad, la única idea nueva de peso en el tema es venderle Petroperú a intereses privados.
El problema con lo anterior es que un remate en las actuales circunstancias obtendría una suma que siempre va a parecer mínima. Nadie en el gobierno va a querer aparecer como el malbarateador de un activo que va a parecer valiosísimo, apenas se venda. Pero US$2,400 millones es mucho dinero, y la suma va a volver a duplicarse el próximo año.
Para los potenciales compradores, el asunto está cargado de complicaciones. Adquirir a precio de huevo un símbolo de la empresa pública es entrar de lleno a la áspera polémica entre lo estatal y lo privado. Para asumir el pasivo financiero de Petroperú hay que tener bolsillos profundos y por tanto no temerle mucho al riesgo.
Además el pedido de desembolso al MEF está llegando cuando empiezan las señales de problemas en la caja fiscal. Pagar sería pegarle un zarpazo desestabilizador al presupuesto general del 2025. Aunque los enormes desembolsos no van a terminar apenas se ponga en remate la petrolera. La torta tiene que ser bien adornada para poder ser vendida.
Estado-privado parecen ser las únicas opciones que se puede imaginar en el país, pero quizás hay otras. Este tema amerita un debate, que probablemente será breve, pues la caja se reduce y los pedidos de ayuda crecen.