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Август
2024

Momento de tensión máxima en 'First Dates' entre dos solteros por no querer pagar la cuenta: «Me estás vacilando»

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Abc.es 
Fernando (24) no ha tenido una vida fácil. Su infancia estuvo marcada por la enfermad de su padre. «Tuve que cortarle la barba a él antes de que me saliera a mí», explicaba al llegar a 'First Dates '. Después su progenitor falleció y compagina sus estudios de marketing con un trabajo de promotor para poder pagar la hipoteca de la casa de sus padres. Todo ello no le había permitido centrarse en otras cosas, como el amor. Paradójicamente, la falta de experiencia de Fernando en el plano sentimental fue el detonante para que la chica que conoció en el restaurante de citas de Cuatro se cerrara en banda a conocerlo. «Mentira, 24 años...aunque sea una relación de tres o cuatro meses…», cuestionó. Anghie (23), una auxiliar de producción colombiana afinada en Madrid, presumía durante su presentación en el programa de ser una persona transparente, espontánea y sincera. Y tal cual, sin morderse la lengua, nada más conocer a su cita dejó claro que «no me ha gustando». Una primera impresión que nada tuvo que ver con la que experimentó Fernando hacia ella. A él le encantó, más al saber que era latina porque piensa que son más echadas para adelante. Pero Anghie , ya sea por timidez o porque no tenía intención de entablar una relación con Fernando , no estaba muy por la labor de darle conversación. Entablaron una charla sin muchas ganas, especialmente la soltera. Además, cada tema que iban tratando los alejaba más: no tenían nada en común. El joven se considera muy tradicional y su deseo es casarse y tener hijos. Ella, en cambio, opina que tener descendencia es una responsabilidad tan grande que no la quiere tomar. En cuestiones de sexo, Anghie y Fernando tampoco tenían mucho que ver. La soltera es de mantener relaciones «las veces que el cuerpo aguante», mientras que su cita declaró que «con una y va chutando» tiene de sobra. «A mí me gusta que las chicas tengan el control», agregaba el chico. «Si lo decimos en otras palabras, sumiso. Yo soy todo lo contrario, qué triste», reaccionaba la soltera con claro desagrado ante la confesión de su pretendiente. A esas alturas de la velada se palpaba entre ellos más tensión que ganas de seguir conociéndose. Pero todavía faltaba que estallara el detonante que dinamitaría del todo la cita: la cuenta. Hablando sobre feminismo, Fernand o criticó que las mujeres solo buscaban su propio beneficio. «Si quieres igualdad, a la hora de pagar la cuenta, querrás pagarla a la mitad», espetaba. Anghie entendió que quería que pagaran a medias y se envalentonó proponiendo algo que no podría cumplir. «Yo puedo pagarla entera, si no quieres pagar». Pero a la hora de la verdad reconoció que no llevaba dinero, dejando a Fernando anonadado. «Yo tampoco», comentaba el soltero. «¿No trajiste plata?», comentaba Anghie con aires de suficiencia ante su pretendiente, que ya estaba bastante molesto. «¿Cuando sales a cenar por ahí con una chica sales sin plata?», le echaba ella en cara, además. Empezaron entonces una conversación sin sentido en la que él le reprochaba que le dijo que lo iba a invitar y ella se inventaba que había sido al revés. «Pues os tenemos que cobrar, chicos», interrumpían las gemelas. Una vez más, Anghie mareaba a su cita diciendo que pagaba ella para acto seguido abonar solo su parte. «No se si me estás vacilando todo el rato. Primero no tienes, después pagas tú… No entiendo nada. Me ha parecido muy mal», declaraba Fernando en los totales. El chico acabó perdiendo la paciencia, y en la decisión final lógicamente rechazaba una segunda cita con Anghie reprochándole en cara su comportamiento. «Me parece muy feo. Si desde el primer momento querías que yo pagara, pues dilo. Hasta llegaste a decir que me invitabas. Primero me dices que me vas a invitar, y luego que no tenías dinero». Lejos de reconocer que su cita tenía razón, la soltera intentaba darle la vuelta a la tortilla. «¿Qué puedo esperar de ti si me dices que no tienes dinero?», cuestionó quedándose tan ancha. Fernando intentó hacerle ver que no tenía razón, pero se enzarzaron de nuevo en una discusión sin sentido que solo los llevó a la conclusión de que no querían seguir conociéndose por nada del mundo.