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Август
2024

Natanael y la crisis de representatividad

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Las y los jóvenes centennials (nacidos post 2000) serán el mayor grupo poblacional, el mercado más importante en los próximos 10 años. Gastan menos en experiencias que en consumo directo. Compran cosas, si pueden, de marca, y les gusta hacerlo online. Conocen las distintas apps para comprar en China, Vietnam o Australia y, por supuesto, conocen las diferencias de calidad. Nacieron con smartphones, dispositivos cuya inteligencia consiste en poder hacer de todo menos hablar por teléfono, porque eso “es intrusivo”.

Los centennials tienen una capacidad de atención inicial de 8 segundos, a diferencia de los milennials, que pueden mantener la concentración 12. Revisan y confían en comentarios de otros consumidores al visitar un lugar, hacer compras o contratar servicios en Internet. No ven televisión abierta, si no cuentan con recursos para plataformas, bajan series y ‘pelis’ piratonas.

La tele abierta solo la ven cuando hay una encendida en el desayuno familiar o cuando se reúnen por algún evento deportivo. La juventud está despolitizada y no se informa por medios tradicionales, tiene desafección política.

Las afirmaciones anteriores no son ciertas, o sí, pero solo en parte. Son hallazgos de estudios elaborados por el BBVA o por Merrill Lynch, pero con sesgos: solo estudian a quien tiene acceso libre y universal a Internet y a dispositivos inteligentes y; se engolosinan al encontrar patrones de consumo, descuidando el análisis de categorías del comportamiento individual y colectivo de la juventud. Sin dar a conocer costumbres, formas de relacionarse, de establecer confianza, de construir identidad.

En mi generación (baby boomers) aparecen aún quienes se resisten a entender la importancia del lenguaje incluyente y respetar el valor que para las nuevas generaciones tiene, por ejemplo, la identidad sexo genérica. Algunos lo hacen solo por necesidad política, sin comprender los fenómenos ya no emergentes, sino inherentes a las y los jóvenes de hoy.

Imaginemos a los partidos políticos. ¿Qué entienden los dirigentes nacionales actuales de cualquier fuerza política? No lo sabemos, no nos lo han dicho, no se los han dicho. ¿Con qué plataforma, con cuáles causas, con qué ideas, propuestas, alternativas, lenguaje, pueden convocar a morras y vatos?

Este viernes 23 de agosto, en el antes Foro Sol, atiborrado con 65 mil centennials “desclasados” que pudieron pagar entre mil 200 y 4 mil 900 pesos por entrada, con un aguacero que no mitigaba su emoción, el rey del corrido tumbado, Natanael Cano, interpretó 55 rolas, acompañado de invitados de lujo como Belinda, Alejandro Buelna, Gabito Ballesteros y Peso Pluma. La producción de OCESA y el streaming ¡en vivo! De Disney +.

Los corridos tumbados, subgénero de la música regional mexicana, han abrevado de dos fuentes: los corridos norteños de la revolución que, a su vez, provienen de las baladas con antecedentes europeos que narran historias, y de los narcocorridos. Musicalmente, provienen del hip hop, el rap y el trap. Las cuerdas (guitarra, bajo sexto) son básicas, puede haber metales (trombón, trompeta o incluso tuba).

Con solo cinco años en escena, el sonorense Natanael tiene decenas de millones de descargas por encima de C. Tangana y Rosalía, de España; Bad Bunny de Puerto Rico; o Nathy Peluso, Trueno y Bizarrap, de Argentina.

¿Qué fuerza social o política puede representar a las y los jóvenes de todas las clases sociales que se movilizan en torno al corrido tumbado, que se saben las letras que interpelan antivalores políticamente incorrectos, cierta apología de la violencia, melancolía, desamor y aspiracionismo? ¿Quién se ha percatado de la emergencia —incipiente— de morras que incursionan en el trap y el corrido tumbado incorporando la autosuficiencia de las mujeres y temas sociales solidarios?

¿A la juventud mexicana le importan los temas de la sobrerrepresentación y la reforma judicial? No es culpa de ellos. Es de los representantes políticos.

Lectura sugerida: José Manuel Valenzuela. “Corridos Tumbados. Bélicos ya somos, bélicos morimos”. Ned.