Esto sí que es un drama
Habría que rebuscar entre los papeles del archivo antropológico para encontrar una razón convincente, una prueba, algo que arrojara un poquito de luz sobre esta tendencia, tan antigua como calentarse al fuego, de convertirlo todo en un drama. Esta afición pueril por retorcer el punto de vista y colocarlo siempre junto al ombligo, y presentarse uno, en la escarpada cumbre del egotismo, como el protagonista de la más trágica y desafortunada existencia. Todo es un drama alambicado. Hay una esperpéntica retahíla de frases sobadas que provocan el más soporífero hastío, y que las víctima ...