Un spa flotante en un lago escondido, el mejor destino para huir del síndrome postvacacional
Nada como programar unas “vacaciones de las vacaciones”
para combatir el temido síndrome postvacacional. Este es un recurso cada
vez más empleado para huir de la temida depresión que afecta a multitud
de trabajadores cuando llega el momento de retomar la rutina tras el
merecido descanso estival. Muchos amantes de los viajes y la aventura optan por
reservar unos días libres para septiembre u octubre, de modo que la vuelta a las
obligaciones cotidianas se hace más llevadera. Y, generalmente, esta escapada
es destinada a planes relajantes, en los que la búsqueda del
bienestar y el descanso prima por encima de cualquier otra cosa.
La costa vasca francesa es un emplazamiento idílico
para coger impulso en esta y en cualquier otra época del año. Rodeado de
bosques y frente a un espectacular lago, se encuentra el castillo de
Brindos, una excepcional e histórica finca que ofrece una vivencia única
y auténtica que une alojamiento, gastronomía y bienestar.
Este enclave cuenta con un sinfín de reclamos atractivos,
siendo su spa flotante la joya de la corona. El castillo alberga en su
interior unas completas instalaciones destinadas a cuidar el cuerpo y relajar
la mente, entre ellas unas piscinas, un amplio haman donde
disfrutar de un baño de vapores calientes y cuatro cabinas de
tratamientos. Sin embargo, son sus dos cabinas flotantes las que más
expectación ocasionan, ya que proporcionan una experiencia de bienestar
excepcional en plena naturaleza. Así, en un “lodge” sobre el lago,
el castillo invita a los huéspedes a dejarse llevar para vivir un momento de
relax y deleitarse con sus diversos tratamientos, ya sea para el cuerpo o
la cara. Una extraordinaria propuesta que se puede realizar en pareja o de
forma individual.
Creado como un oasis de descanso y desconexión, el
spa ha ideado una amplia gama de masajes, entre los que destaca el que se
realiza utilizando piedras preciosas. Además del spa, el castillo brinda
una completa gama de servicios de bienestar, como yoga en el agua y en
el estudio, meditación, pilates, o clases privadas de fitness
en el interior o al aire libre, entre otros.
Habitaciones flotantes y comida de altura
Sobre el lago descansan también los 10 lodges de Brindos, que completan las 29 habitaciones del acogedor castillo, todas ellas con una elegante y cuidada decoración interior.
Estos refugios independientes y situados en plena naturaleza, sobre el agua, solo son accesibles por medio de pequeñas barcas eléctricas. Cada uno de ellos tiene 30 m², una cama doble, un cuarto de baño con ducha doble y una terraza de 25 metros cuadrados desde donde contemplar el bello paisaje del entorno.
El castillo de Brindos ofrece también una variada oferta culinaria. El restaurante, con una imponente vista de 180º del lago, es el espacio donde sumergirse en la tradición vasca con toques modernos. En el pontón del lago, los platos para compartir y los cócteles se acompañan durante el verano y el comienzo del otoño de conciertos de música en directo. Por su parte, en La Piscine, la comida sana protagoniza la carta, mientras que en Le Salón es el espacio para degustar diversas tapas.
Por último, el rincón más inesperado es el que ocupa la
chocolatería, donde el cacao está presente en todas sus formas.