Qué hacer para que las segundas oportunidades funcionen
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A la pregunta de si funcionan las segundas oportunidades en el amor , no hay una respuesta universal. Mientras que en el cine las muestran cuando la película ha llegado a su fin -dejando a la imaginación del espectador si el amor triunfó finalmente o no-, lo cierto es que en el día a día la vida nos viene a demostrar que no, que ponerse en contacto con un viejo amor no sale bien. Las segundas oportunidades son un terreno complicado. Elegir aceptar a alguien nuevamente en tu vida después de que te haya hecho daño -u os lo hayáis hecho mutuamente- no es nada sencillo. Si un romance fue intensamente negativo y dañino y si trabajaste para liberarte de él, lo último que quieres es repetir el patrón o quedarte estancado nuevamente. Este tipo de reconexión puede ser desastroso para quienes son propensos al amor obsesivo. Pero hay quienes lo intentan porque se encuentran en otro momento de su vida, han dejado atrás algunas rutinas... en definitiva, se sienten diferentes y capaces de afrontar ese enamoramiento con otro prisma. ¿Por qué algo que no funcionó va a funcionar ahora? Tal como comentamos, las circunstancias pueden ser otras, aunque la persona sea la misma... Podemos cambiar. Puede que el hecho de haber perdido a esa persona nos haya hecho plantearnos algunos aspectos y, con el tiempo, mejorar nuestra propia versión. El psicólogo Andrés Quinteros, de Psicólogos Madrid Cepsim , confía en la transformación porque «sino no me dedicaría a la psicología». «Las personas pueden cambiar siempre y cuando reconozcan que tienen cosas que cambiar y se pongan a trabajar en ello. Para mejorar, necesitamos ver y reconocer nuestros errores y carencias; es el primer paso para mejorar», recalca. Sandra Isella, psicóloga en Psicólogos Madrid Cepsim, apoya estas palabras y añade que «cambiamos poco y muy lento con respecto a nuestro carácter y personalidad, que es nuestro sello. Sobre esa base, se requiere mucho impulso, apoyo, ganas, convicción y deseo real de hacer las cosas de otra forma, siendo como somos, para poder cambiar lo que sí podemos que es nuestra conducta, atender y dejarnos guiar por nuestros sentimientos , las formas en que nos expresamos, pedimos, nos comunicamos...». Transformar una forma de pensar, por ejemplo, requiere de mucho más esfuerzo y tiempo por lo que comentamos, se trata del sello de la persona. La psicóloga alerta de que tendemos a copiar modelos conocidos y «nos vamos apañando como podemos en el amor, donde todo requiere un aprendizaje constante. Generalmente, los amigos y la familia siempre lo ven con claridad, mientras que el afectado por dicho agravio suele ser ciego a lo irreversible de ciertas situaciones e insiste en dar oportunidades cuando está muy claro que lo que ocurre se repetirá hacia el infinito y la persona al menos en eso no cambiará». Para quienes están pasando por ello y quieren intentarlo de nuevo, muchas veces se requiere de ayuda externa y comienzan terapia o terapia de pareja. El psicólogo Andrés Quinteros, de Psicólogos Madrid Cepsim, comenta que la frase tan extendida de «segundas partes nunca fueron buenas» no es 100% categórica: «En los temas de los seres humanos las cosas son relativas y dependen de varios factores para que a veces sí se dé una segunda oportunidad y otras veces no». El experto asegura que a nivel profesional ha vivido segundas y terceras oportunidades en parejas que fueron muy bien. «Puedo dar el ejemplo de una pareja que estuvo diez años juntos, se separaron y perdieron el contacto durante seis años, tuvieron otras parejas y, después de esos seis años, se reencontraron y volvieron a intentarlo. Actualmente llevan cinco años de una relación muy sólida. Por otro lado, también conozco una pareja que se ha dado cinco o seis oportunidades y ha ido muy mal y si se dan otra pasará lo mismo», aclara, indicando que «no existen las posturas absolutas sino que cada situación es diferente y será distinta». El experto no se toma en serio este tipo de frases hechas -«las segundas partes nunca fueron buenas», «todo hay que intentarlo una vez más»...- y recuerda que «para que funcione una segunda vez deben darse ciertas condiciones». Aunque todos comentamos las segundas oportunidades que se dan otros en el amor, lo primero que hay que pensar es que cada persona y relación es diferente de cualquier otra y, por tanto, sus circunstancias también. Andrés Quinteros, por ejemplo, opina que sí hay que darse segundas oportunidades: «En principio sí porque no sabemos cómo se puede remontar la situación hasta que no lo veamos y esto sí que es muy importante: tenemos que ver hecho, no palabras, que demuestren un cambio, no tanto de la persona sino en el modo de afrontar y vivir determinadas situaciones a favor de poder ir afianzando una relación y seguir para adelante». El experto en psicología insta en distinguir que« a veces el amor no basta, en el sentido de que dos personas pueden amarse y quererse y cuidarse mucho pero hay formas de ver la vida, valores y formas de actuar que son irreconciliables y que, aunque haya amor se presenta una especie de incompatibilidad constante a modo de obstáculo permanente». En este sentido, se producirán muchos desencuentros y discusiones que convierten la relación en un infierno. Ante esta situación, una segunda oportunidad no servirá para nada porque son cosas que no suelen cambiar y estaríamos ante la posibilidad de esa repetición de rupturas que al final desgastan y terminan con el agotamiento de una de las partes, aunque la otra siempre se muestre predispuesta a seguir. También a veces ocurre que la relación se acaba y después de varios años vuelven a darse una segunda oportunidad y en este caso sí que hay grandes posibilidades: cada uno ha vivido otras experiencias, ha experimentado y conocido más gente, incluso ha vivido en matrimonio, tenido hijos y vuelven desde otro lugar, con otra madurez, dando otro valor al otro, la perspectiva de la distancia y el tiempo reafirman esa intención, esas ganas y ese deseo de tirar para adelante. Estos son casos de segundas oportunidades exitosas . Una relación es diferente a todas las demás porque cada miembro que la compone tiene unos valores. Eso es lo que hace que una segunda oportunidad pueda funcionar en una relación y no en otra. «Pueden funcionar desde el deseo de crecer juntos, de aprender uno del otro y juntos. No es fácil pasar del tú y yo al nosotros. Requiere diálogo, reflexión, complicidad y mucha paciencia. Son dos mundos diferentes que se encuentran y necesitan buscar puntos de contacto y limar asperezas. El otro día leí algo que me encantó y que decía algo así como que alguien te ama cuando te dice, 'ya verás cómo le encontramos la vuelta', como una declaración de intenciones de 'aunque no tengamos la menor idea de cómo hacerlo, porque nadie nos enseñó y aprendemos experimentando, estamos juntos en la intención de resolver lo que sea'», cuenta Sandra Isella. Andrés Quinteros enumera los factores que tienen que darse para que la segunda oportunidad sea un éxito: - Si están resueltos los problemas de la primera etapa, es decir, si afrontamos esta nueva oportunidad desde el presente, con lo que sucede ahora. - Si tenemos en cuenta la experiencia vivida pero las cosas nuevas -tanto las buenas como las conflictivas- se ven con los ojos del presente. - Si no solo rememoramos las cosas buenas cosas vividas porque puede que no se vuelvan a repetir o a vivir de la misma forma. - Si podemos experimentarlo desde el presente, podremos vivirlo de otra manera. El éxito de esta segunda oportunidad, en palabras del experto de Psicólogos Madrid Cepsim, depende absolutamente de la capacidad de las personas por reparar esa confianza, por recuperar lo que se ha perdido , o por aprender a negociar cómo equilibrar lo que cada uno necesita o anhela, administrando mejor las expectativas de cada uno. La psicóloga experta en relaciones de pareja, Silvia Sanz , defiende que hay que «darse espacio para disfrutar en pareja y también de un modo individual ». Y también el compromiso de cuidar de la relación: «El amor se mantiene poniendo un poquito de cariño diario, teniendo en cuenta al otro y no hacer nada que no nos gustaría que nos hicieran». Donde definitivamente las segundas oportunidades no resultan es en las rupturas recurrentes, donde las personas una y otra vez rompen y vuelven, sin poder estabilizarse nunca y es allí donde ni la segunda, ni la tercera, ni la décima serán buenas ya que están inmersos en un círculo vicioso repetitivo que no lleva más que a un sin vivir para aquellos que padecen este sufrimiento. Se dice de estas parejas, lo han dejado ya varias veces…