Colectivos trans denuncian que Osakidetza les obligue a pasar por Psiquiatría para iniciar el tratamiento
"Me sentí como un conejillo de indias en un experimento. La doctora me evaluó como si estuviera buscando un trastorno psicológico que justificara negarme el tratamiento", asegura Ren, tras acudir a la Unidad de Identidad de Género
Hemeroteca - Un 53% de las personas trans atendidas en Euskadi es menor y las cirugías pueden demorarse más de dos años
Ren Bragado es una persona no binaria que “tras años de reflexión” decidió iniciar el proceso de transición de género en la Unidad de Identidad de Género (UIG) del Hospital de Cruces, la única que existe en Euskadi y que depende de Osakidetza. “Yo tenía clara mi decisión y pedí cita en la unidad de género de dicho hospital pasando por Endocrinología. A partir de ahí me derivaron, en contra de mi voluntad, a la unidad de Psiquiatría. En lugar de encontrar apoyo y comprensión, cuando acudí a su consulta lo que me encontré fue una pared de dudas y cuestionamientos”, relata. “Hay que reflexionar y madurar esta identidad difusa, porque puede que necesites hormonas y puede que no”, cuenta Ren que le dijo la psiquiatra. “¿Cómo podía dudar de algo que llevaba yo tanto tiempo reflexionando?”, lamenta.
Ren ha puesto voz con su caso reciente a una reivindicación del colectivo trans que no es nueva: que se elimine el paso obligatorio por Psiquiatría para poder iniciar en tratamiento de Osakidetza. “Esto no ayuda a despatologizar la realidad trans”, dice. Acompañada por representantes del sindicato ESK y de los colectivos Lumagorri HAT, Anitzak y Lortuz Lotu, Ren ha relatado su experiencia y cómo la hizo sentir el paso por la consulta de la psiquiatra contra la que ha presentado una queja en el servicio de atención del paciente: “Me sentí como un conejillo de indias en un experimento. La doctora me evaluó como si estuviera buscando un trastorno psicológico que justificara negarme el tratamiento”, asegura.
Afirma que la psiquiatra relacionó su deseo de transición con supuestos traumas de su pasado, o que marcó como requisito para iniciar el tratamiento de hormonas “que cambiase mi nombre y sexo legal”. “Ha intentado hacerme cambiar de opinión y ha puesto en duda mi identidad”, denuncia.
“La patologización y el cuestionamiento de nuestras identidades es sistemático”, aseveran desde los colectivos trans que insisten en que el caso de Ren no es algo aislado. “Este paso por Psiquiatría es contrario a cualquier despatologización y cuestiona nuestro derecho y autonomía para tomar decisiones sobre nuestros cuerpos. Esta paternalización que la UIG hace sobre las personas trans y nuestras identidades nos despoja de cualquier autonomía y provocan que acudamos con miedo a un servicio que en otras circunstancias resultaría empoderante”, señalan, denunciando además que se imponen “roles de género” para poder acceder a los tratamientos. “Por ejemplo, no puedes decir que eres bisexual. Si eres una mujer trans y quieres transicionar te tienen que gustar las Barbies, el rosa y los hombres. Y si eres un hombre trans, las mujeres, el fútbol y las motos”, lamentan.
La 'ley trans', de febrero de 2023, reconoce la voluntad de la persona como único requisito para cambiar de sexo en el registro a partir de los 16 años, por eso, desde el sindicato ESK aseguran “no entender ni compartir” que “los responsables de la primera acogida a las personas que solicitan su asistencia sean profesionales de Psiquiatría; que la primera entrevista de la UIG sea realizada por un o una psiquiatra no ayuda en absoluto a despatologizar la realidad de la trans; máxime cuando a ESK nos constan quejas de tratos intimidatorios y vejatorios hacia estas personas por parte de dicho personal facultativo”, señalan.
Tampoco consideran que el acceso a cualquier tratamiento médico o quirúrgico requiera, “en todos los casos” la verificación por parte de esta Unidad de la condición de trans. “¿Con qué derecho estos profesionales deciden quién es trans y quién no? ¿Acaso las personas trans no han realizado un recorrido afectivo, personal y social como para no saber lo que son?”.
Por ello, desde el sindicato exigen que “mientras no se lleve adelante una profunda revisión consensuada con los diferentes colectivos implicados (profesionales de medicina y enfermería, Osakidetza y representantes de las diferentes asociaciones de personas trans) de los protocolos de atención sanitaria acorde con la nueva legislación, el personal que gestiona la primera consulta en la UIG sea del área de Endocrinología, que para el acceso a los diferentes tratamientos sólo se tenga en cuenta el estado de salud de la persona y las posibles contraindicaciones y efectos secundarios inherentes a los mismos, y que la asistencia psicológica o psiquiatra se realice única y exclusivamente si así lo demanda la persona”.
Además, colectivos y sindicatos denuncian la demora en la atención: nueve meses para la primera cita y hasta tres años para una operación, dicen. Precisamente en una respuesta parlamentaria el consejero vasco de Salud, Alberto Martínez, reconocía lista de espera de más de dos años en algunas de las operaciones.
Desde Osakidetza han señalado este lunes que “no hay una demora significativa para atender primeras visitas a Consultas Externas”. En lo que se refiere a las intervenciones quirúrgicas, “la realización de mastectomías o mamoplastias llevan una cierta agilidad ya que se realizan semanalmente”, señalan, pero reconocen “tiempo de espera es mayor para cirugías complejas, entendidas éstas como vaginoplastias y faloplastias, ya que requieren un equipo especializado y otras infraestructuras, que sólo están disponibles en el Hospital Universitario Cruces y que, lógicamente, se comparten con otros procedimientos de igual o mayor complejidad y urgencia médica”.
La acogida “siempre por un endocrino” y tratamiento integral, dice Osakidetza
Respecto a las críticas lanzadas por los colectivos trans a la necesidad de pasar por Psiquiatría, desde la Unidad de Identidad de Género han puntualizado que se rigen por las directrices del Departamento de Salud para garantizar la seguridad clínica y las buenas prácticas en la asistencia sanitaria a las personas transexuales en Osakidetza, y que la “atención en la UIG se presta siguiendo el protocolo de actuaciones vigente y siempre garantizando la seguridad clínica que debe prevalecer en toda intervención sanitaria”. Además señalan que “la acogida a estas personas se realiza siempre por parte del o la especialista en Endocrinología y no por Psiquiatría”. En este sentido, señalan que “cuando una persona es derivada a la UIG del Hospital Universitario Cruces es citada en consulta de Endocrinología (Endocrino Pediátrica hasta 15 años y Endocrino adultos para mayores de 15 años), que valoran cada caso y solicitan pruebas. Se ofrece apoyo psicológico durante todo el proceso y, a partir de ahí, se inicia el tratamiento hormonal. Y cuando la persona precisa intervenciones quirúrgicas, se deriva a consultas de cirugía plástica. Se trata, por tanto, de un acompañamiento y un tratamiento integral de la persona por un equipo especializado”.
También señalan que en cualquier fase del proceso las personas que acuden a la UIG o sus familiares “pueden pedir apoyo psicoemocional por parte de los o las psicólogas de la UIG o, en los casos que lo requieran, de los o las psiquiatras. También el resto de profesionales de la UIG pueden recabar estos apoyos para las personas transexuales cuando así lo consideren.
“Sólo exigimos el fin de la patologización de nuestras identidades, que no se nos impongan roles”, dicen desde los colectivos trans. Y como prueba del largo camino que deben recorrer en su tránsito, durante la rueda de prensa que ofrecieron al aire libre, ante el Hospital de Cruces, tuvieron que soportar los improperios de un viandante que interrumpió la intervención.