¿El mundo contra Milei?
El gobierno nacional muestra especial interés en conseguir reconocimiento internacional. Una característica que se refleja en la importante cantidad de viajes que ya realizó el Presidente a otros países. Pero hasta ahora la estrategia oficial, que también contempla otras acciones, no se reflejó en el aumento de inversiones o la obtención de nuevo financiamiento externo. Una necesidad imperiosa que tiene la Argentina tanto para estabilizar la macroeconomía en el corto plazo como para desarrollar sectores estratégicos. Es por eso que el Régimen de Incentivo para las Grandes Inversiones (RIGI), próximo a implementarse, puede traerle los primeros frutos a la administración de Javier Milei en su búsqueda de dólares.
Más allá de las expectativas, principalmente por declaraciones del Presidente durante su campaña electoral y un equipo económico con una importante trayectoria en el mercado financiero, conseguir nuevo financiamiento externo privado durante este año era poco probable. El Gobierno recibió un barco hundido en el fondo del mar, reservas internacionales netas negativas por u$s11.200 millones y el riesgo país en casi 2000 puntos. En otras palabras, un Banco Central sin dólares y el Tesoro sin posibilidades de tomar nueva deuda. De todas formas, el plan económico permitió hasta fines de abril una caída en el costo del endeudamiento en dólares. A partir de ahí, inició un leve sendero alcista hasta retornar a valores de marzo. Es que a pesar de todos los cambios, los desequilibrios cambiarios siguen presentes.
Si no hay dólares, tampoco habrá pesos
Por el canal financiero el apoyo internacional también puede medirse mediante el financiamiento bilateral o con organismos multilaterales de crédito. Si bien el FMI es el más determinante, representa casi el 60% del actual endeudamiento con este tipo de acreedores, los dólares que puedan aportar el BID, la CAF o el Banco Mundial también son fundamentales. El problema es que durante los primeros seis meses del año el saldo con estos organismos, sin considerar al FMI, fue negativo en u$s4265 millones. El resultado es la conjunción de no haber conseguido nuevo financiamiento y también la contracara del ajuste fiscal. La falta de ejecución en programas con financiamiento internacional, principalmente obras de infraestructura, frenó el ingreso de dólares por esta vía. Una decisión difícil de comprender. Para comparar, al inicio de su gobierno tanto Macri como Alberto Fernández contaron con saldo a favor en dólares mediante este tipo de financiamiento.
¿Y el FMI? La esperanza con la llegada de un nuevo gobierno era renegociar el acuerdo vigente y así obtener nuevos desembolsos. Pero no sucedió. Si bien se sobre cumplieron las metas del programa, la política cambiaria choca de frente con los preceptos del organismo. Atrasar el tipo de cambio y mantener el cepo está lejos del manual del Fondo. La principal diferencia entre las partes estaría en la sincronización. La Argentina pide fondos para poder hacer las correcciones cambiarias mientras su prestamista pretende el orden sea a la inversa, esta vez quiere ver para creer. Por caso, Egipto anunció en marzo la ampliación en u$s5000 millones de su endeudamiento con el organismo un día después de realizar una fuerte devaluación y aumentar la tasa de interés de política monetaria. Como se resolverá la negociación con nuestro país tiene pronóstico reservado. La estrategia argentina contempla acusaciones públicas del Presidente Milei hacia un importante funcionario del FMI, por supuestamente apoyar al gobierno anterior y no querer que ahora a la Argentina le vaya bien.
Previamente el gobierno libertario también confrontó públicamente con otro socio estratégico, China. Distintas declaraciones del presidente y la canciller Mondino, junto con un acercamiento a Taiwán, tensaron la relación. En ese marco, en junio surgieron dudas sobre la renovación de los u$s5000 millones del tramo activado del swap de monedas entre los bancos centrales de ambos países. A favor del gobierno, logró su renovación por 12 meses a cuenta de comenzar a cancelarlo a partir de ese periodo.
Una herencia muy condicionante, la peor de los últimos gobiernos, junto a errores propios sentenciaron una cuenta financiera deficitaria en el primer semestre. Paradójicamente, un saldo negativo de igual magnitud al que tuvo Alberto Fernández en el mismo periodo de su gestión. La buena noticia es que la falta de apoyo internacional medido en dólares puede revertirse parcialmente gracias al RIGI. Un buen vehículo para canalizar inversiones del sector privado extranjero. Llego el momento de que los elogios que recibe Milei desde ese sector se materialicen. Como se dice en el mercado, el Gobierno debe lograr que pongan su dinero donde ponen su boca.
¿Qué hacemos con el mercado interno?
Existen condiciones para que así sea. Por un lado, el contexto internacional. Lo más probable es que en septiembre comience un sendero bajista en la tasa de interés de referencia en los Estados Unidos. Así aumenta el apalancamiento para grandes proyectos de inversión y al mismo tiempo se vuelve más atractiva la Argentina dada la rentabilidad en algunos de sus sectores. A la par, las condiciones que ofrece el gobierno mediante el RIGI, a las que adhirieron ya muchas provincias y hay otras en camino, son muy favorables para las empresas. En consecuencia, el real desafío para los funcionarios estará en generar condiciones para que los proyectos tengan un impacto positivo no sólo en el corto, sino también en el mediano plazo para nuestro país.