Los beneficios de bañarse con agua fría: ¿conviene hacerlo después de tu rutina de entrenamiento?
Bañarse con agua fría después de una rutina de entrenamiento se está convirtiendo en una práctica cada vez más popular. Pero, ¿cuáles son los verdaderos beneficios de esta técnica?
Conocé si te conviene bañarte con agua fría después de tu rutina de entrenamiento y cuáles son los beneficios que aportan a la salud, según los expertos de Glamour Mx.
¿Cuáles son los beneficios de bañarte con agua fría?
Bañarse con agua fría puede ofrecer una serie de beneficios que van más allá de la simple sensación refrescante. Entre los más destacados se encuentran:
- Relajación mental: al igual que el estiramiento, el baño con agua fría ayuda a desarrollar la tolerancia a la incomodidad. Con el tiempo, esto puede mejorar tu capacidad para manejar el estrés y las situaciones difíciles, promoviendo un estado de calma más duradero.
- Mejora del sueño: si hacés ejercicio por la noche y te bañás justo antes de dormir, el agua fría puede contribuir a una mejor calidad de sueño. Al enfriar tu cuerpo, facilitás el descenso de la temperatura interna, lo cual es esencial para entrar en la fase reparadora del sueño más rápidamente.
Tomar una ducha fría después de hacer ejercicio nocturno puede facilitar un sueño más profundo y reparador al ayudar a regular la temperatura corporal. (Foto: Freepik)
- Beneficios para la piel: el agua fría ayuda a cerrar los poros que se abren durante la transpiración, reduciendo la acumulación de toxinas. Esto puede prevenir imperfecciones y mejorar el aspecto general de la piel.
¿Conviene bañarse con agua fría después de entrenar?
Aunque se dice que el agua fría puede ayudar a la recuperación muscular, un descenso brusco en la temperatura puede tener efectos adversos. Un choque térmico intenso puede inhibir la síntesis de proteínas musculares, un proceso clave para reparar las fibras que se desgastaron durante el entrenamiento.
Bañarse con agua fría inmediatamente después de entrenar puede interferir con la síntesis de proteínas musculares, esencial para la reparación de fibras musculares dañadas. (Foto: Pixabay)
Para maximizar los beneficios y minimizar los posibles inconvenientes de esta práctica, los expertos sugieren dos pasos clave:
- Esperar de 10 a 20 minutos después del ejercicio para estirar los músculos trabajados y permitir que tu frecuencia cardiaca y temperatura corporal vuelvan a la normalidad de manera natural. Este enfriamiento gradual prepara tu cuerpo para el baño.
- Comenzá la ducha con agua tibia y reducí gradualmente la temperatura hasta que al final de tu rutina de higiene te duches con agua fría. Este enfoque ayuda a que tu cuerpo se adapte al cambio térmico de manera más suave, concentrándote en los músculos que más trabajaste.
Siguiendo estos consejos, podrás disfrutar de los beneficios de una ducha fría sin comprometer tus músculos.