Crece la protesta espontánea ante retrocesos del país y la dura represión
Las recientes expresiones de rechazo de ciudadanos a la congresista Patricia Chirinos en un bar del distrito capitalino de Barranco, a la ministra Leslie Urteaga en el Festival de Cine de Lima, a la presidenta Dina Boluarte en un simulacro de sismo en la plaza Mayor y al gobernador de Ayacucho, Wilfredo Oscorima, en un avión del que se tuvo que bajar en su región muestran que aumenta la protesta espontánea contra autoridades ante los retrocesos en el país y la represión desmedida a anteriores movilizaciones, según coinciden especialistas.
El escrache, protesta popular contra una persona que concurre a un lugar, ha sido identificado con estos episodios por algunas voces. Otros advierten la necesidad de rechazar la violencia asociada a esos hechos.
“Surgen por la desazón ciudadana ante cambios negativos que dan las autoridades y que no escuchan demandas. Eso ocurre cuando los canales institucionales no sirven. Las marchas mostraron rechazo al Gobierno y el Congreso, pero las demandas no fueron atendidas y hubo un uso desmedido de la fuerza con muertes. Ante eso, vemos esta nueva forma de protesta que se puede exacerbar”, dice la politóloga Marylia Cruz, docente de la Pontificia Universidad Católica (PUCP).
Destaca que al faltar “una comunicación con el ciudadano de la clase política, surgen estas expresiones en espacios que pueden ser hasta inverosímiles como el de un avión”, en referencia a lo ocurrido a Oscorima, cercano a Boluarte y coprocesado del caso de los relojes Rolex.
Expresión de incapacidad
“Es una expresión ante la incapacidad de la sociedad peruana de movilizarse en protestas contra el Gobierno y el Parlamento, y que encuentran esta salida. Refleja lo que dicen las encuestas: son autoridades muy desprestigiadas. La ciudadanía, con impotencia de no poder canalizar su descontento en movilizaciones, hace estos episodios”, sostiene el politólogo Alejandro Mejía, profesor de la Universidad Mayor de San Marcos.
Remarca que “hay que diferenciar un escrache legítimo del uso de violencia, que tiene que ser rechazado y sancionado”.
“En este escenario de ilegitimidad, coacción y represión surge el escrache. Que no debe confundirse con el acoso. Lo de La Noche (el bar, contra Chirinos) o lo del Gran Teatro Nacional (contra Urteaga) fueron actos políticos de protesta. Tienen, eso sí, que tomar distancia de los desbordes de violencia que los desnaturaliza. (…) La protesta seguirá ante la falta de legitimidad mínima del Gobierno, el Congreso y algunas autoridades locales”, ha opinado la socióloga y escritora Irma del Águila, docente de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC), en La República.
Sin embargo, estas expresiones espontáneas de repudio se diferencian del escrache planificado conocido en otros países, como en Argentina y luego España, donde su Tribunal Constitucional refrendó su legitimidad. Diversas voces la destacan como forma de dar voz a situaciones silenciadas.
“Las desaprobaciones espontáneas no con escraches, porque estas son reacciones estructuradas, no espontáneas. El riesgo de las espontáneas estriba en el autocontrol. Las marchas requieren liderazgos. Las desaprobaciones espontáneas son reacciones no lideradas ni organizadas. Están relacionadas con la falta de interlocutores y la ceguera en el Gobierno. Si este no reacciona, las manifestaciones espontáneas pueden incrementarse”, dice el abogado penalista César Azabache, exprocurador anticorrupción.
La falta de liderazgo que encauce las demandas de los ciudadanos es un factor clave.
“Seguirá si no tenemos respuesta acertada de ningún líder. Es difícil porque por el momento no hay ninguno”, anota Cruz.
“El riesgo es caer en acciones de violencia y más represión. Esto seguirá afectando la democracia”, advierte Mejía.
Reacciones
“Parece el único recurso por el momento. La protesta convencional tiene represión muy alta. Que otras entidades no exijan respuesta ágil sobre las muertes y los daños desde el Congreso, incrementa la insatisfacción”.
Marylia Cruz, politóloga (PUCP)
“El aumento de estas expresiones de rechazo es respuesta a las leyes que obedecen a intereses particulares de quienes gobiernan en coalición con el Ejecutivo, también al caso Rolex, hasta a la pensión a Fujimori”.
Alejandro Mejía, politólogo (UNMSM)
“(El escrache) no debe confundirse con el acoso. Lo de La Noche o lo del Gran Teatro Nacional fueron actos políticos de protesta. Tienen, eso sí, que tomar distancia de los desbordes de violencia que los desnaturaliza”.
Irma del Águila. socióloga y escritora (UPC)
“(Estas desaprobaciones espontáneas) están directamente relacionadas con la falta de interlocutores y con la ceguera en el Gobierno. Si este no reacciona, las manifestaciones espontáneas podrían incrementarse”.
César Azabache, abogado penalista