Triste victoria de un Barça muy como el de Xavi
A Hansi Flick le quedan bien los polos, la caída elegante de la tela. Es agradable de ver el nuevo entrenador del Barça: esos ojos verdes, madurito capaz de despertar pasión en una chica joven que por primera vez lo vea, aunque no sepa nada de fútbol. Apostó el alemán por Marc Bernal como joven en alza y la confirmación de Cubarsí y de Lamine Yamal , que desde el principio demostró carácter y ganas de marcar las diferencias. Primer partido oficial tras el naufragio del Gamper. Entró bien el Barça en el partido, sin prisa con el balón, aceptando la responsabilidad de mandar. Era una correcta declaración de intenciones pero falta de profundidad como en muchas fases del juego de Xavi . Le faltaba delicadeza, también como siempre, en la solución final, y el Valencia resistía sin demasiada dificultad al planteamiento visitante. Hace años que el Barcelona se parece mucho al verso de Pedro Guerra, «querer y no saber cómo decirte». Mucho ajetreo para muy poco resultado, los locales necesitaban mucho menos para llegar y hacer daño. Distraída la defensa de Flick , como la de la temporada pasada. Excusa barata es decir que los errores forman parte de la ternura de los jóvenes: son jóvenes, claro, y han de hacer su viaje, pero hay un estigma en este equipo, algo que se parece mucho a la muerte incluso cuando gana. El Barça era superior en todo y de hecho lo incomprensible, lo trágico, era que le costara tanto materializar su superioridad contra un equipo que, como el Mónaco del Gamper , no era ni mucho menos el Madrid de Florentino o el City de Pep. La defensa frágil, inconsistente, el ataque retórico e ineficaz y la gran facilidad que hallaba el Valencia cuando proponía cualquier cosa en ataque, sacaban los fantasmas a danzar sobre la noche cálida en Mestalla. Ter Stegen con una mano espléndida evitó el primero. Laporta continúa pareciendo un poco más delgado que la temporada anterior pero me parece que lo de Hansi Flick le va a provocar la misma ansiedad que Xavi. Pasaban los minutos y el Valencia no se rendía y el Barcelona se aburría de sí mismo, como si se hubiera levantado pesado de la siesta. Falta de tacto en ataque, de confianza, falta de picante. Es cierto que faltaban jugadores clave, lesionados, pero era el primer partido de Liga y era pésima la imagen que daba el Barça. En lo superficial guardaba las formas y el gol no parecía tan lejano pero de fondo vibraba la calamidad como un presagio. El Valencia se fue al descanso por delante en el marcador porque Hugo Duro remató de cabeza totalmente solo gracias a la dejadez de Balde y Koundé, y a que Íñigo Martínez no había regresado de sus vacaciones. Muchos querrán excusar el pobre juego del Barça con el argumento de que era «sólo» el primer partido de la temporada, pero la sombra del desastre quedó perfectamente dibujada. Cubarsí de milagro salvó el 2 a 0 seguro tras una embarrada de Ter Stegen. Lewandowski empató en el descuento pero el equipo caía a trozos como cuando pensábamos que estábamos sin solución en el naufragio. La segunda parte empezó con un aviso de Lamine Yamal y un penalti sobre Raphinha -oportunista pero claro- que transformó Lewandowski con gran autoridad, casi por la escuadra. El Barça daba la vuelta al marcador pero quedaba por ver si el juego estaría a la altura de la ventaja o si otra vez se deshilacharía como en el primer tiempo y el Valencia podría empatar e incluso ganar el partido. La defensa azulgrana sufría por fuera y los locales llegaban con peligro por las bandas. Manolete le perdonó la segunda amarilla a Cubarsí por una clara y malintencionada falta sobre Hugo Duro, primer regalo de la temporada. El Barça dominaba, el Valencia corría. El 1 a 3 parecía tan probable como el empate. El Barça no rendía al nivel de un campeón pero mostraba más electricidad que en la primera parte y por lo menos la imagen quedaba no era tan deprimente. Gerard, Martín, Pedri y Christensen entraron por Cubarsí -para evitar más riesgos-, Balde (lesionado) y Ferran: tres cambios justo antes de un córner en contra, arriesgado Flick, pero sin consecuencias. Christensen entró frío y provocó enseguida una tarjeta amarilla absurda. Un juego más caótico y emocionante abrió la noche pero aunque pudo pasar de todo el Barça mantuvo su ventaja y sumó los primeros puntos de la temporada. No hubo juego brillante ni proyecto deportivo a la vista, pero ganar es mejor que perder y en fin, es pronto para decir que no existe ninguna esperanza. Pau Víctor tuvo sus minutos al final en sustitución de Lamine Yamal.