Morata, Alice y el desamparo
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Eran el último reducto de esperanza, la familia perfecta, esa estampa navideña que todos soñábamos protagonizar cuando éramos niños y nos proyectábamos en el futuro pensando que el amor iba a ser lo normal y nuestra vida un eterno domingo a la salida de misa, uno de esos domingos fríos y soleados de invierno en Valladolid, de los de vermú, bolsa de patatas y la felicidad inigualable de quien sabe que le quieren por lo que es y no por lo que hace. Yo los veía tan guapos, tan jóvenes, tan forrados y, sobre todo, con esa formidable capacidad para fabricar niños de anuncio… que se me cae el mundo encima. Los Morata-Campello se separan y el verano es cada... Ver Más