Cher: Gimnasio, infiltraciones y bisturí hacen la gran diva del bótox
Si hay una diva universal cuyo camino a la perfección física ha durado toda la vida –y aún sigue– esa es la cantante Cher. Partía de una singularidad mestiza: El encanto misterioso de Cher se debe a sus orígenes turcos, armenios, cheroquis y franceses, apuntaba. Se llama Cherilyn Sarkisian La Pierre y se fue de casa a los 16 años para estudiar arte dramático en Los Ángeles. Allí conoció a Sonny Bono y formaron un dúo que consiguió el éxito mundial en los años 60 y 70. Ambos encarnaban el jipismo chic. Años de programas televisivos en los que lucían los modelos más extravagantes y Cher explotaba su rostro ovalado, de piel aceitunada, pelo azabache y ojos soñadores. La nariz, alargada y grande, fue un emblema de su mestizaje contracultural.
Sin embargo, su primera cirugía en los 70 fue una rinoplastia para cambiar su nariz por otra más suave y respingona. Así comenzó el largo y tortuoso camino de Cher hacia la perfección de un cuerpo sublime que ha cuidado como su don más preciado. Si la herramienta de una estrella es su cuerpo, Cher, la diva del bótox, lo ha deconstruido hasta amoldarlo a su fantasía a base de gimnasio, infiltraciones y bisturí. La cirugía se fue convirtiendo en un castigo oculto detrás de una pasión. El encuentro con el prestigioso cirujano de fue como una Epifanía para Cher: alguien que comprendía sus ansias y moldeaba su cuerpo como el «sultán de las lentejuelas», Bob Mackie, cincelaba su silueta con ajustados trajes de pedrería y strass reluciendo sobre gasas traslúcidas color nude. John Grossman es el artífice del rejuvenecimiento de su rostro, al realzar sus pómulos, labios y elevar su breve busto. Botox y ácido hialurónico han corregido imperfecciones, recauchutado pantorrillas, y años de liposucciones y estiramientos faciales lo mantienen bellísimo. ¡Hasta veinte cirugías! Además de sentadillas, dominadas y «pull over» hasta desfallecer.
El trauma de su hija
A los 78 años, ninguna estrella luce su espectacular cuerpo y un rostro, resplandeciente, enmarcado en sus largas y onduladas melenas oscuras, como el de Cher. Los trajes ajustados de brillos metálicos y fulgor de estrellas de Bob Mackie hacen de Cher la única diva que vive para que sus fans puedan soñar con una diosa hecha a la imagen y semejanza de una «drag queen». Su carrera se divide en tres periodos: el primero, cantando a dúo con su marido Sonny Bono, con quien tuvo una hija, de nombre Chastity. El segundo, su clamoroso triunfo en el cine con un Oscar por «Hechizo de luna» (1987). El tercero, su vuelta triunfal con el álbum de eurodance (1998), una de esas canciones de desamor para llorar bailando en la pista.
A los 52 años, y 33 años después de conseguir su primer número Uno con «I Got You Babe» (1966), volvía al primer plano para permanecer hasta la actualidad como una supernova que ha superado la barrera del tiempo y derrotado la frontera de la edad. El efecto de su voz alterada electrónicamente mediante «auto-tune» parecía venir de ultratumba, anunciando la diva del futuro.
Si el martirio voluntario de Cher fue el biusturí, la fantasía radical de su hija Chastity la asumió como un purgatorio y al final como su redención. A los dieciocho años Chastity manifestó a sus padres que era lesbiana y poco después que sentía que su cuerpo le estaba traicionando. A pesar de ser un icono del «colectivo abecedario», Cher no aceptaba los cambios de su hija y menos su «reasignación de género» en 2009, cuando se decidió a transicionar y se sometió a una cirugía extrema de cambio de sexo tras su correspondiente tratamiento hormonal. Años duros para Cher. Un Gólgota de sufrimientos al ver a su hija gordita transformarse en un oso barbudo y corpulento como un leñador canadiense. Lo opuesto a su idea del cuerpo sublime. Finalmente aceptó tal cual a su hija/hijo Chaz y pudo reconciliarse con los gays y las transexis que son la vanguardia de su permanencia como la única y longeva diva del pop. Ella es el modelo de Madonna, Lady Gaga y Beyonce. Su rostro luminoso, como su cuerpo longitudinal deconstruido con la misma meticulosidad que lo ha reconstruido siguen refulgiendo entre brillos y destellos a sus 78 años.
Máscara Kabuki
Sin los avances de la cirugía no existiría Cher, la Diva del Bótox. En el pasado, sólo María Félix y Sophia Loren han logrado burlar a la vejez. La Doña mejicana se mantuvo en forma hasta casi la frontera de los noventa años, la edad actual de la máxima diva italiana Sophia Loren. Cierto que ambas sometieron sus cuerpos y sus hermosos rostros al bisturí y el bótox tantas veces que congelaron sus rostros, hieráticos, como máscaras kabuki. Expresivas, pero incapaces de mover los músculos faciales. Después de ellas sólo queda Cher. Amada por su público por su titánica lucha contra el envejecimiento. Cher nunca se ha resignado a la arruga y ha mantenido la ilusión de seguir siendo por siempre joven.