Cinco momentos top más allá del deporte en los Juegos Olímpicos de París
A punto ya de terminar, los Juegos Olímpicos de París han ofrecido momentos especiales, novedades y curiosidades fuera del deporte que van a establecer un precedente sobre cómo organizar el evento y dejan un listón altísimo, casi insuperable, para Los Ángeles 2028. Aún así, no han faltado las polémicas, desde un cuadro artístico en la ceremonia de inauguración o los bulos políticamente motivados sobre dos boxeadoras intersexuales.
Momentos mágicos en lugares de ensueño
La idea de celebrar pruebas olímpicas dentro o alrededor de los principales monumentos de París prometía mucho y ha cumplido las expectativas con imágenes espectaculares. Desde la inédita ceremonia de inauguración, con un original desfile de barcos en el Sena por el centro histórico de París, hasta las competiciones, el espectáculo ha sido increíble. Ver a los deportistas competir en torno a la torre Eiffel, la plaza de la Concordia, los Inválidos, el Sagrado Corazón, el Sena el palacio de Versalles o dentro del Grand Palais ha sido un lujo para el espectador -en persona o por televisión- y una promoción turística y de imagen para la ciudad realmente impagables.
Guerras culturales
Los Juegos llegaron bajo la sombra de las guerras de Ucrania y de Gaza y con unas medidas de seguridad draconianas. Pero la discusión extradeportiva rápidamente quedó dominada por las guerras culturales. Un cuadro artístico de la ceremonia inaugural fue interpretado por sectores católicos y de ultraderecha como una burla de la última cena de Jesucristo, por mucho que sus responsables aseguraran que era una fiesta pagana con el dios griego Dionisios. La explicación no sirvió de nada y la escena desató críticas y amenazas de todo tipo contra responsables e intérpretes de la ceremonia. Y la polémica en torno a dos boxeadores intersexuales fue aprovechada para generar todo de bulos llamándolas "hombres" o, falsamente, mujeres trans. El asunto empeoró debido al conflicto que mantienen desde 2019 el Comité Olímpico Internacional con la Federación Internacional de Boxeo (IBA), a la que el COI acusa de corrupción y no le permite organizar el boxeo olímpico.
El pebetero sin llama y... ¿permanente?
La vistosa ceremonia de inauguración concluyó con el 'encendido' de un pebetero sin fuego real que imita a un antiguo globo aerostático, recordatorio de que París fue donde los hermanos Montgolfier hicieron volar sus primeros ingenios. Desde entonces, parisinos y turistas se congregan cada anochecer en los jardines de las Tullerías para contemplar cómo el pebetero encendido se alza al cielo parisino. La alcaldesa Anne Hidalgo se apresuró a pedir que se quede de forma permanente en la ciudad, algo a lo que el primer ministro, Gabriel Attal, se mostró de acuerdo en principio.
La campana del estadio que irá a Notre Dame
El Estadio de Francia, en Saint Denis, fue el escenario del rugby a 7 y del atletismo. Cada vencedor fue invitado a dar varios toques a una campana, situada entre la segunda y la tercera curvas. La campana, fundida con la inscripción 'Paris 2024', será colocada en la catedral de Notre Dame, que sigue de obras tras el gravísimo incendio de abril de 2019, aunque su gran reinauguración está prevista para el próximo 8 de diciembre.
Los tres bastonazos antes de cada prueba
Antes del inicio de cada sesión o encuentro, una figura elegida por la organización (muchas veces leyendas del deporte como Pau Gasol o Billie Jean King) daban tres golpes en el suelo con un bastón forrado en su parte superior de terciopelo rojo y llamado en francés 'brigadier'. ¿El motivo? Recordar la tradición del teatro clásico francés de dar tres golpes en el escenario antes de cada representación para avisar al público del inminente inicio. Aunque no está totalmente documentado, parece que la tradición se remonta hasta la Edad Media, cuando los comediantes no estaban bien vistos por la Iglesia y los tres golpes servirían para simbolizar la Trinidad a fin de que la representación recibiera el visto bueno eclesiástico.
Las aguas del Sena, aptas para el baño... o casi
Las competiciones de natación del triatlón y del maratón en aguas abiertas tuvieron lugar, finalmente, en las aguas del Sena, incluso si las fuertes lluvias del 26 de julio causaron un aumento de la contaminación que impidió celebrar dos jornadas de entrenamientos. Las distintas autoridades aseguraron que los niveles de contaminación bacteriana estaban dentro de los límites permitidos para nadar, aunque varios deportistas expresaron dudas o malestar antes y después de tener que competir en -y tragar- las marronuzcas aguas. La recuperación del Sena, con una inversión de 1.400 millones de euros en los últimos años, es uno de los granes legados de estos Juegos. Con la apertura al público de varias áreas de baño, ya para el año próximo, se verá si parisinos y turistas se animan a zambullirse.