Nadie puede con Imane Khelif
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En Tokio nadie le hizo el menor caso. Aterrizó en Japón, se calzó los guantes, saltó al ring, derrotó a algunas rivales y cayó en cuartos. En París, sin embargo, se ha convertido en una de las protagonistas de los Juegos Olímpicos, aunque no solo por la fuerza de sus puños. La Asociación Internacional de Boxeo (IBA) la descalificó cuando iba a pelear en la final del Mundial de Nueva Delhi, en 2023, y desde entonces una sombra de sospecha ha acompañado a la boxeadora argelina. Para la IBA los análisis demostraron que no podía competir contra mujeres porque genéticamente tenía el cromosoma Y. Para el Comité Olímpico Internacional, esas pruebas fueron defectuosas. Tomas Bach , su presidente, insistió con rotundidad: nació mujer, fue educada como mujer y en su pasaporte pone que es una mujer. Esa mujer se convirtió este viernes en campeona olímpica de boxeo, en la categoría de 66 kilos. Aclamada por miles de compatriotas, Imane Khelif disputó la final contra la china Lui Yang . En la pista Phillipe-Chatrier de Roland Garros, con un ambiente explosivo, Khelif salió dispuesta a dominar la pelea desde el principio. Lo hizo de manera incontestable, como en todos sus combates anteriores. Ninguna de sus rivales le ha plantado una resistencia seria. Fue sonado el abandono de la italiana Angela Carini, en primera ronda, al haber sentido «un dolor muy intenso en la nariz» tras un golpe fulminante de la argelina. En sus otros duelos no hubo puñetazos tan demoledores, pero también los ganó de calle, con una superioridad aplastante. Incluso la final. Ni la húngara Hamori, ni la tailandesa Suwannapheng, ni finalmente la china Yang le opusieron la menor resistencia. Venció todos por 5-0. No cedió un asalto. Ni siquiera un punto. Tras ganar el oro este viernes, cerca de las once y cuarto de la noche, Khelif se paseó por la pista dando puñetazos al aire y ondeando una bandera argelina, entre el delirio de sus compatriotas. Es la segunda medalla de oro que consigue el país magrebí en estos Juegos, tras el obtenido por la gimnasta Kaylia Nemour en asimétricas. La polémica continuará y la forma aplastante de conseguir este triunfo no hará sino incrementar la discusión. La otra boxeadora en su misma situación, la taiwanesa Lin, ha pasado más desapercibida porque no cuenta con el fervor de un público entregado, pero puede recorrer el mismo camino. A las 21.30 horas, en Roland Garros, disputará la final de los 57 kilos frente a la polaca Szeremeta.