Expectativas: Matar la paloma de un cañonazo monetario
La escuela clásica de economía frecuentemente nos indica cómo debemos proceder para evitar la desconfianza en la moneda y en las instituciones que la respaldan-bancos- Según esta perspectiva, la clave para mantener la estabilidad y el valor duradero de la moneda radica en implementar políticas fiscales superavitarias y políticas monetarias restrictivas. Estas prácticas aseguran que la moneda conserve su valor a lo largo del tiempo y que la infraestructura bancaria asociada al negocio de la creación del dinero prospere y se retroalimente al compas del crecimiento de la economía.
Durante los últimos 50 años, los bancos centrales del mundo han emitido moneda sin un respaldo físico concreto; en esencia, se trata de un papel que solo tiene valor debido a cuestión conductual, puesto que las personas confían en la seriedad de las instituciones que lo emiten y en la solidez del sistema financiero.
Sin embargo, esta confianza no siempre es una una conducta estable y puede verse afectada por eventos que generan escepticismo. Generalmente comienzan con un evento menor de desconfianza, que se propaga y espiraliza rápidamente, provocando el potencial colapso del sistema en su totalidad si no se interviene rápidamente para contenerlo. Algo así como una vela en un pajonal. Lunes negro 1987. Enron 2001. Crisis Lehman 2008. Covid 2020. Silicon Valley Bank 2023.
Si bien no existe un manual de instrucciones específico para intervenir en casos de pérdida de credibilidad del sistema monetario, hay abundante evidencia empírica sobre cómo y por qué se llevan a cabo estas intervenciones. En todos los casos mencionados, los bancos centrales han intervenido de manera activa. Con el tiempo, se ha consolidado la tendencia de que cuanto más rápido se actúe y cuanto mas enérgicas y contundentes sean las garantías ofrecidas dentro del sistema, mejores serán los resultados del proceso de intervención. Matar la paloma de un cañonazo.
SOBRERREACCIÓN
El acuerdo en conjunto de provisión de liquidez global anunciado en marzo de 2023 por la La Reserva Federal (Fed), el Banco Central Europeo (BCE), y los bancos centrales de Canadá, Japón e Inglaterra representa una respuesta contundente (cañonazo) al descrédito generado por el proceso de desconfianza iniciado por el Silicon Valley Bank (la paloma). Richard Thaler, ganador del Premio Nobel de Economía por sus contribuciones a la economía del comportamiento, ha demostrado que un evento negativo que se recuerda vivamente tiende a provocar una sobrerreacción en la conducta económica de los individuos. Por ello, la función de las autoridades es actuar antes de que el evento alcance una magnitud tal que luego sea difícil remover de la memoria de lo los individuos.
La conducta de los bancos centrales en marzo de 2023 muestra que, a veces, apagar una pequeña vela con un aguacero puede ser la mejor estrategia para evitar propiciar males mayores.
Las recientes caídas en los mercados bursátiles internacionales, originadas por señales de una posible recesión en Estados Unidos, que se propagaron rápidamente desde América del Norte hasta Japón, con bajas de hasta el 15 por ciento en tan solo 48 horas, destacan la creciente interconexión de las expectativas financieras globales, que trasciende los fundamentos económicos tradicionales y revela aspectos conductuales en contextos de percepción de riesgo extremo.
Por otro lado, subraya la importancia de observar el momento - timing - en que las autoridades financieras globales decidirán disparar el próximo "cañonazo" económico. Cuándo ejecutarlo y cuál será la potencia del mismo son parte de un manual de procedimientos de expectativas que en el mundo aún no ha sido escrito.
La Argentina
Como se ha visto, el escepticismo sobre el sistema financiero no es exclusivo de Argentina. A nivel global, la desconfianza generalmente se enfoca en la estabilidad de los bancos- donde duerme el dinero- más que en la moneda en sí misma. Dado que nuestro sistema bancario se ha reducido a su mínima expresión, los problemas de desconfianza recurrentes se concentran en el peso argentino. Sin embargo, los episodios relacionados con la falta de confianza en nuestra moneda son mucho más frecuentes e intensos que en cualquier otro país. En este aspecto, también podríamos ser considerados campeones mundiales.
Ley de Bases: por qué el dólar no nos es indiferente
Desde mediados de julio, el gobierno argentino ha comenzado a intervenir en el mercado de dólares financieros con un éxito relativo. Fundamentado en los principios de la economía del comportamiento y en mis 20 años de experiencia con el par dólar/peso, se debería considerar una estrategia de intervención en la que la venta de dólares (cuando sea necesaria) se realice a precios progresivamente menores, o dicho más correctamente, se debe comprar el peso a precios secuencialmente mayores en cada intervención. Esto enviaría la señal de que, cada vez que participe la autoridad monetaria, lo hará con una postura conductualmente opuesta al mercado, en lugar de simplemente validar los precios actuales.
Dolar libre vs oficial: la brecha se sube al ring
Matar una paloma con un cañonazo o apagar la velita de un baldazo no implica, por ejemplo, que la autoridad monetaria venda 500 millones de dólares a 1300, ya que esto podría interpretarse como una señal de que el gobierno considera ese precio como un posible piso temporario para el dólar- como sucedió en 2018-. En lugar de ello, una vez definida la cantidad de reservas a utilizar, las autoridades podrían considerar vender dólares a precios progresivamente menores generando en cada rueda una alta dosis de incertidumbre sobre su posible menor valor de venta.
El objetivo es que el mercado tema la intervención del banco central; cuando este actúa, debería generarse la expectativa de una caída rápida en el precio. No debería darse el caso que la intervención pase desapercibida y no produzca cambios significativos, ya que esto podría limitar su rol al de un simple proveedor de liquidez.
Cuando las circunstancias lo ameritan -Timing- los bancos centrales deben actuar con determinación, desafiando las expectativas del mercado. In extremis si hay dudas sobre los depósitos, deben garantizarse todos. Si se desconfía de la moneda, la respuesta debe ser enérgica. Contrario a la creencia dogmática, cuanto mayor es la desconfianza infundada, mayor debe ser la firmeza de la intervención en sentido contrario. El enfoque conductual sugiere que la autoridad monetaria debe concentrar sus esfuerzos en contrarrestar el temor injustificado del mercado, en lugar de convalidarlo.
Esto no significa que las intervenciones deben ser caprichosas o que se deba reprimir el valor de la moneda en contra de una tendencia regional o global, como la observada en los últimas 2 ruedas. Por el contrario, en situaciones de pánico, es prudente dejar dejar correr las perspectivas devaluatorias en el valor de la moneda, para luego de una sobrerreacción o "overshooting", desinflarlas expectativas infundadas interviniendo agresivamente- cañonazo-.
El liberalismo económico ha demostrado que los mercados libres, sin intervención, son la forma más eficiente de gestionar la producción y el intercambio de bienes y servicios. Sin embargo, el sistema monetario requiere intervención gubernamental, dado que la creación de moneda constituye "perse" una forma primigenia de intervención. En ocasiones, despertamos de una condición de amnesia y reconocemos que, en esencia, el dinero no es más que un papel pintado por el estado, cuyo valor, es al menos debatible.