La venganza de los servicios secretos de Israel
Los legendarios servicios de inteligencia de Israel sufrieron una humillación el 7 de octubre por Hamás. Esta semana llegó la hora de la venganza.
En el trascurso de una noche, dos hombres que encabezaban la lista de objetivos de Israel fueron localizados y asesinados en los enclaves donde se sentían más seguros: Teherán y Beirut.
Israel sólo se ha reconocido públicamente el asesinato del alto mando de Hezbollah, Fuad Shukr el martes por la noche, mientras que evitó pronunciarse sobre el asesinato del jefe político de Hamás, Ismail Haniyeh en Teherán unas horas más tarde.
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No obstante, los funcionarios de seguridad israelíes ya consideran estos dos asesinatos como una suerte de redención y una severa advertencia a la región de que podrían producirse más ajustes de cuentas. Para los enemigos de Israel, el miedo y la paranoia tras estos fallos de seguridad pública crecen en proporción directa a su determinación de devolver el golpe.
"Tras la conmoción del atentado del 7 de octubre, Israel está recuperando poco a poco el terreno perdido", declaró Yaakov Amidror, ex asesor de seguridad nacional del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu.
Durante años, añadió, Israel había dado prioridad y asignado recursos a los servicios de inteligencia en Líbano e Irán, dejando de lado a la Franja de Gaza.
"Esto hizo posible el 7 de octubre. Paradójicamente hizo que el ejército de Israel] estuviera mucho más preparado para la guerra en el norte [con Hezbollah] que en el sur [con Hamás]. Ahora estamos recogiendo los frutos de esa estrategia", añadió.
Durante décadas, los servicios de inteligencia israelíes han recurrido a los asesinatos. Científicos nucleares iraníes han sido abatidos a tiros en las calles de Teherán, militantes de Hamás han aparecido envenenados en habitaciones de hotel o despedazados por la explosión de teléfonos móviles. Además, la amenaza de los ataques aéreos o con aviones no tripulados ha estado siempre presente.
Este fue el método que seguramente se empleó contra Shukr, cuando un puñado de misiles alcanzó un bloque de apartamentos en el barrio de Dahiyeh, en el sur de Beirut, bastión de Hezbollah. En el ataque murieron al menos tres mujeres y dos niños y otras 72 personas resultaron heridas.
Que Shukr estuviera tan expuesto fue una sorpresa, opinan varias personas familiarizadas con las operaciones de Hezbollah. La preocupación de sus miembros por la capacidad de los servicios de inteligencia israelíes ya había alcanzado el grado de "paranoia" incluso antes del ataque del martes.
En los últimos meses, Hassan Nasrallah, máximo dirigente de Hezbollah, le ha pedido a sus combatientes que no utilizaran smartphones. Muchos han retrocedido en el tiempo, recurriendo a buscapersonas, teléfonos fijos y mensajeros.
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Dos personas familiarizadas con las operaciones del grupo y varios expertos de Hezbollah aseguraron que las milicias pensaban que Israel estaba desplegando una combinación de software de vigilancia de reconocimiento de voz, inteligencia artificial y espías sobre el terreno capaces de perpetrar asesinatos.
Shukr, descrito por algunos como el jefe del Estado Mayor militar del grupo respaldado por Irán, forma parte ahora de una lista de más de 350 combatientes y comandantes fallecidos en 10 meses de enfrentamientos cada vez más intensos con Israel. Los ataques de las milicias contra el norte de Israel, que comenzaron el 8 de octubre en "solidaridad" con Hamás, avivaron las tensiones el pasado fin de semana, después de que un presunto cohete de Hezbollah matara a 12 niños y adolescentes en los Altos del Golán, ocupados por Israel.
Seguir la pista de Haniyeh, de Hamás, fue seguramente mucho más fácil, después de que asistiera el martes a la toma de posesión en Teherán del presidente iraní Masoud Pezeshkian. Hay distintas versiones en cuanto a la forma en que fue alcanzado en su residencia -facilitada por el Estado iraní- y si fue mediante un misil lanzado desde el aire, un artefacto explosivo improvisado o un pequeño avión no tripulado.
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Sin embargo, según Amos Yadlin, exjefe del servicio de inteligencia militar israelí, el resultado final era casi inevitable tras los atentados del 7 de octubre.
"Todo el mundo sabe que Israel no olvida lo que hizo Hamás en los Juegos Olímpicos de Múnich de 1972", sentenció en referencia al asesinato del grupo palestino de 11 atletas israelíes en aquellos juegos.
La venganza del Mossad contra los que consideraba responsables -una operación apodada ‘La Ira de Dios'- duró una década y se extendió por gran parte de Europa y Medio Oriente.
"Israel ha decidido hacer lo mismo con los responsables del atentado del 7 de octubre. Iremos desde los máximos dirigentes hasta el último terrorista", añadió Yadlin.
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Subrayó que, tras el asesinato de Haniyeh, sólo dos de los seis miembros de la cúpula de Hamás siguen vivos. A pesar de la capacidad de Israel en este ámbito, durante décadas los asesinatos han demostrado ser sólo una solución a corto plazo, en el mejor de los casos, y a menudo un error estratégico. Los asesinatos de esta semana ya amenazan con llevar a Medio Oriente a una guerra total en la que Irán y Hezbollah han prometido vengar los asesinatos.
"Los israelíes pueden matar en cualquier momento y lugar, lo que demuestra la superioridad de la inteligencia israelí y de sus capacidades. La duda que surge es sobre el riesgo que entrañan esas operaciones", opina Emile Hokayem, director de seguridad regional del Instituto de Estudios Estratégicos Internacionales.
Un diplomático señaló que aunque Israel había demostrado su destreza con estos asesinatos de alto perfil incluso en territorio de su archienemigo Irán, a menudo se ha equivocado al evaluar la respuesta de sus enemigos.
"Aunque están apostando a que pueden hacer esto sin un conflicto total, hay una línea muy fina que separa los dos escenarios", añadió.