Berlín pierde su Museo de la Guerra Fría, por falta de visitantes, en plena tensión geopolítica
Este espacio privado, a escasos metros de la Puerta de Brandeburgo, llevaba abierto menos de dos años
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El Museo de la Guerra Fría de Berlín, una iniciativa que se presentó al público hace menos de dos años, ha cerrado sus puertas por falta de visitantes, pese al resurgimiento del debate público sobre la amenaza rusa que recuerda a aquel periodo de enfrentamiento entre Occidente y Moscú.
A no pocos en Berlín les parecía una buena idea un museo como ese, “con múltiples perspectivas” sobre las décadas de enfrentamiento entre el mundo libre y la esfera soviética del siglo pasado como pretendía ser el 'Cold War Museum' o “Museo de la Guerra Fría”, según dice a EFE una extrabajadora de este centro de exposiciones.
Sin embargo, desde hace unas semanas, ese museo, surgido de una iniciativa privada en el bulevar de Unter den Linden, una de las más céntricas arterias de Berlín y a escasos metros de la embajada rusa y de la Puerta de Brandeburgo, echó el cierre por estar “en quiebra”, según el diario berlinés 'Berliner Morgenpost'.
“La promoción de un moderno museo de tecnología de última generación en el palpitante corazón de la antigua capital de la Guerra Fría ha concluido”, indicaron desde el centro de exposiciones, que abrió sus puertas en el otoño de 2022.
El cierre sorprendió a propios y extraños, especialmente porque, “no falta el interés en la Guerra Fría”, dijo a EFE Julia Berghofer experta en cuestiones de seguridad y autora del libro publicado en Alemania bajo el título Der neue Kalte Krieg o “La nueva Guerra Fría”, un volumen surgido a raíz de la guerra de Rusia contra Ucrania y por la actitud hostil de Moscú hacia Occidente.
“No creo que Moscú esté provocando deliberadamente una nueva Guerra Fría. Pero las acciones híbridas rusas contra Occidente, las tendencias imperialistas y las amenazas nucleares -a veces irracionales e irresponsables-, así como el abandono deliberado de los acuerdos y foros bilaterales y multilaterales, van en esa dirección”, explicó Berghofer.
A Scholz le reprochan avanzar a una nueva Guerra Fría
Desde el que la Federación de Rusia decidiera atacar Ucrania en febrero de 2022, aparece en el debate público alemán la expresión “nueva guerra Fría” en función del momento en el que se encuentren los debates políticos.
En esos debates se reprocha de forma recurrente al canciller Olaf Scholz de ir hacia la escalada militar con sus decisiones en política de seguridad y defensa.
A Scholz le presionan incluso figuras de su propia formación política, el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), por haber dado su visto bueno al estacionamiento de misiles de largo alcance estadounidenses en suelo germano, donde el Ejército de Estados Unidos aún mantiene cinco bases militares y una presencia de 35.000 militares.
Por ejemplo, Norbert Walter-Borjans, todo un expresidente del SPD, ha dicho estar molesto con cómo Scholz ha tomado esta decisión, sin “implicar a amplios sectores de la sociedad”.
En los sectores más críticos con Scholz y su política de apoyo a Ucrania frente a la agresión rusa, como son el partido de ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD) y su formación equivalente en la izquierda, la Alianza Sahra Wagenknecht, rechazan la gestión del canciller porque “trae de vuelta la Guerra Fría” o por esconder la “lógica de la Guerra Fría”.
'Guerra Fría' no describe la realidad actual
En realidad, según Berghofer, “Guerra Fría” no es un término “absolutamente necesario para describir la situación actual”. Sin embargo, “lo importante es que está claro que la relación con Rusia ha cambiado fundamentalmente y a largo plazo y que, aunque la guerra en Ucrania terminara mañana, un rápido retorno a la anterior política alemana respecto a Rusia no sería ni sensato ni realista”.
Tanto es así, que Scholz acuñó en 2022 el término 'Zeitwende' o “tiempo de cambio” para aludir al giro de 180 grados que ha dado Alemania en políticas de energía, seguridad, defensa y asuntos exteriores, áreas todas ellas en las que Berlín ahora da la espalda a Rusia. “Habrá que evaluar retrospectivamente la actitud de la política alemana respecto a Rusia”, planteó Berghofer.
Para ese cometido, el Museo de la Guerra Fría podría haber sido útil, pero está cerrado y aún está por ver si en Alemania habrá “un replanteamiento duradero respecto a las amenazas híbridas” que puede plantear Rusia en la actualidad y “cómo será la modernización a largo plazo del Ejército alemán”, concluyó Berghofer.