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Август
2024

Hago lo que quiero

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No podía ser de otra manera. Entronizado en el cesarismo como está, Sánchez compareció ante la concurrencia mediática para propalar los logros de siempre y hacer de la mendacidad atributo. Si el concierto catalán ayer era imposible, hoy es una gran noticia. Igual que con la amnistía y tantas cosas más. Digo diego donde dije digo y hago lo que quiero porque quiero y me da la real gana. Nunca tuvimos un presidente con menos respaldo electoral y tanto nivel de engreimiento. Pedro César copa las instituciones y ordena a la Abogacía del Estado que se querelle contra el juez que ha osado investigar una denuncia contra su mujer, y tuvo el arresto de ir nada menos que a la sacrosanta Moncloa contraviniendo su ilustre voluntad. Podía haber pagado la demanda de su bolsillo, dado que estamos ante los negocios privados de su mujer. Pero no, eso nunca, el rey Sánchez decide lo que le parece a su antojo y hace lo contrario que Rajoy, que al ser citado como testigo acudió presencialmente a donde se le dijo, saludó educadamente, respondió a todas las preguntas, se levantó y se fue sin acusar al juez de nada. Claro, hay que estar tranquilo y convencido de tu inocencia para actuar así. De lo contrario se siguen usando las instituciones en beneficio propio y no se responde a ninguna pregunta. Bien, pues ya le han puesto también a él otra demanda por presunta malversación y prevaricación al utilizar la Abogacía para un tema personal, vinculado a un caso de supuesta corrupción.

Por lo demás, sacó pecho nuestro hombre del nuevo pacto catalán. Ojo a esto porque la independencia fiscal de Cataluña no es una cuestión menor. Es independencia. Si hubiese lealtad, como en el caso de los landers alemanes, no habría mayor problema. En el caso catalán no existe lealtad. No será un problema con Illa, pero si con el presidente independentista que le suceda. La independencia fiscal es el primero y más importante paso para la independencia plena. Según dijo Artur Mas, es la estructura base del Estado propio. «El gran pilar de la futura república», en palabras de Junqueras. Por eso Rajoy se opuso al pacto fiscal. Explicaba Montoro como el golpe separatista no triunfó porque Puigdemont carecía del control de los ingresos en Cataluña. O sea, porque no tenía independencia fiscal. Una Generalitat independiente no era viable sin fuelle financiero. En cualquier momento desde la Administración central se le podían cortar los ingresos, quedándose sin capacidad de pagar las nóminas, atender a proveedores, asumir el gasto corriente, etcétera. Por eso la asonada indepe no prosperó. De ahí que el acuerdo suscrito por Sánchez adquiera ahora relevancia suprema, pues si regresa Carles Puigdemont, perfectamente volvería a intentarlo, como pregona, con la garantía de que en tal circunstancia, con el control total del dinero, será fácil que la independencia triunfe, dado que quien controla el dinero tiene el poder. Y no es previsible que Sánchez envíe a la Legión para evitarlo.

Dijo ayer el señor presidente en su rueda propagandística que vamos hacia la «federalización de España». No es verdad. No nos engañe más. España ya es hoy un país federal de facto. A lo que vamos ahora, y él lo sabe, es hacia una Confederación de Naciones independientes: Cataluña, Euskadi (con Navarra dentro) y el resto de España. Eso es lo que está montando Pedro Sánchez.

Lo que le ha dicho su jefe Soros que haga. Lo que va a hacer sin la menor duda, si consigue zafarse del juez Juan Carlos Peinado y acaba controlando todos los poderes. Y Europa no dirá nada. Si no al tiempo.