La curiosa historia de cuando Chile comenzó a llamarse Chile
En febrero de este 2024 se cumplieron 206 años desde que nuestro país proclamó y juró su Acta de Independencia. Sin embargo, la denominación “Chile” recién cumplirá dos siglos este martes 30 de julio.
Y eso no es todo. Además de transformarse en una nación independiente sin nombre, los habitantes de nuestra tierra ya eran nombrados como chilenos antes de que incluso se oficializara el decreto que bautizó al país.
“Curiosamente, dentro del currículum nacional, es algo que está escasamente mencionado”, comentó el historiador Carlos Fariña, quien agregó que esta incertidumbre se extiende al origen mismo de la palabra “Chile”: ” Y resulta que este nombre, la oficialización del nombre Chile, ocurre precisamente durante el periodo posterior a la independencia”.
Tal como recordó Fariña, ese hito se llevó a cabo el 30 de julio de 1824, fecha en que un decreto gubernamental establece que el nombre de nuestro país es Chile. “Se le decía así desde antes que llegaran incluso los españoles y con orígenes que todavía se discuten, pero faltaba algún documento que lo acreditara. De hecho, O’Higgins, antes, en 1818, había hecho otro decreto en el cual oficializaba el gentilicio de ‘chileno’, para no llamarnos ‘español de tal parte’“, explicó el académico.
“Lo curioso es que primero nos habíamos preocupado del gentilicio y después el nombre del país“, enfatizó. Ese nombramiento es, justamente, lo que se celebrará a las 19:30 horas de este martes en la Sala Master de Radio Universidad de Chile, con una actividad cultural gratuita -con previa inscripción- organizada por el programa cultural y patrimonial de nuestra emisora “Chile, su tierra y su gente” y el ballet folclórico Antumapu.
Un encuentro bautizado como “Chile 200 años”, que busca rescatar uno de nuestros mayores momentos culturales y que además de debatir en torno al rol del país en su patrimonio cultural, contará con una presentación de Antumapu sobre la pieza “CHILICHE (Gente de Chile)”.
“Para nosotros es un hito fundamental de la historia“, expresó Óscar Ramírez, director del ballet folclórico. “Y por supuesto que también es importante que los chilenos podamos conocer nuestro origen en términos de país. Creo que eso es muy valioso, el poder incentivar y motivar a que la gente conozca un poco más profundamente nuestros orígenes”.
El misterio de “Chile”
A esa peculiar tardanza en la inscripción del nombre que nos rige hasta hoy se suma una incógnita que, hasta nuestros días, no ha logrado conquistar el consenso de los especialistas.
Un misterio que tiene que ver con el origen de la palabra “Chile” y las múltiples teorías que hay en torno a su significado. “Cada autor se va decantando por una o por otra. Una de las que más se han arraigado es la que tiene que ver con la idea de que significa algo así como un confín. Que dentro del mundo de los pueblos originarios, significaba que Chile era el terreno que quedaba al final de lo que era el imperio inca”, explicó Fariña.
“Hay otras teorías que también toman ciertas derivaciones del mundo de los pueblos originarios, como, por ejemplo, que podía significar ‘frío’, pensando en el paso cordillerano. Pero resulta que el Camino del Inca y el principal sistema de comunicación de los pueblos era a través del desierto, y entonces también se duda. Pareciera ser que una de las que está ganando cada vez más fuerza es la que da a entender a Chile como un confín”, agregó el historiador.
Posibilidades que, sin embargo, no contribuyen demasiado a despejar la incógnita. “Uno de los problemas de estudiar esto es que hay que entender que los pueblos originarios no dejaron nada escrito. Y como no hay registro escrito, esto más bien se va derivando a partir de otras ciencias”, sumó Fariña.
Construir nuestra identidad
En todo este contexto, el académico igualmente recalcó la repercusión de este nombramiento en la construcción del folclor y la identidad chilena. “El decreto del nombre Chile lo realiza Ramón Freire, O’Higgins ya había salido. Y lo que hace Freire es decir ‘bueno, ya tenemos que oficializar esto’, porque también había un problema desde el punto de vista legal, administrativo, de que el país aparecía muchas veces nombrado como ‘la patria’. Y la patria es algo muy genérico, muy amplio“.
“Y como ya se empezaba a romper esta idea más americanista -recordó el historiador-, de esta unidad americana que nos rigió durante la independencia para poder liberarnos de España, ya comienza a emerger una identidad más local, regional. Era muy importante hacer esta aclaración de que éramos más que la patria. Que éramos Chile, con todo lo que conlleva“.
Ese trabajo en torno al rescate de la identidad chilena es, justamente, parte del trabajo que ha llevado a cabo el programa de nuestra emisora “Chile, su tierra y su gente”. Así lo comentó la cantora Úrsula Partarrieu: “Como programa nos enfocamos en la conservación de nuestro patrimonio natural y cultural, y desde esa línea de trabajo sale esto de volcarnos a una presentación, una actividad presencial en Sala Master, que da el inicio a un ciclo en que también homenajeamos a Chile y estos 200 años a través de espectáculos como el que va a ocurrir el 3 de agosto en Sala Master con el grupo Palomar, un histórico grupo folclórico fundado por Margot Loyola“.
“Estamos involucrados permanentemente en hallar una forma de educar en lo que es lo nuestro, lo patrimonial, y en su diversidad también, desde la historia, la cocina, la música, la artesanía, y también los cultores”, añadió Partarrieu.
Misión donde la vocación descentralizadora ha sido fundamental, lo que también se extiende al trabajo de Antumapu y la obra que se presentará en Sala Master. “Antiguamente, el folclore estaba enfocado fundamentalmente en la zona central. Desconocíamos muchos elementos que pasaban en otras partes del territorio. Es por eso que a través de la obra ‘CHILICHE (Gente de Chile’ quisimos hacer un rescate mucho mayor, dando cuenta de que el folclore está en todas las latitudes de nuestro país”.