Hugo González o cuando tus grandes rivales son también tus grandes amigos
Hugo González centra la atención de la natación española en línea en los Juegos de París, pero lo lleva con tranquilidad. A las 9 de la mañana del jueves se le podía ver paseando por la Villa Olímpica, después de haber entrenado ya. Nada que no haga de forma habitual, pues suele levantarse a las 6, y a las 9 de la noche ya está en la cama. "Cambiamos horarios de entrenamiento. Ajustamos un poco para que no haya mucha gente en el autobús o en la piscina", explica. Antes le habían traído una silla porque llevaba un rato de pie para atender a los medios. Cuida los últimos detalles, sobre todo el descanso.
El trabajo duro ya está hecho y le faltaba corroborarlo en la piscina. Lo hizo metiéndose en su primera final en París, la de 100 espalda (hoy a las 21:19), distancia en la que es subcampeón del mundo, pero que se le queda un poco corta. El español nacido en Mallorca, que aprendió a nadar en Murcia, se pulió en Madrid y se marchó a Estados Unidos a estudiar y a dar el salto definitivo para demostrar que de "mayor" podía repetir proezas como las que había hecho de niño, disputa sus terceros Juegos. En Río 2016 era joven, en Tokio 2020 ya se metió en su primera final de la mejor competición, meses después de proclamarse campeón de Europa; y ahora llega a la capital de Francia como campeón del mundo y con la segunda mejor marca del año en 200 espalda.
"Pasión, no presión"
"Desde septiembre, el objetivo era el verano y ahora es la guinda final en París en las tres pruebas individuales (aparte de la espalda, también los 200 estilos) y un relevo", cuenta. El plan le ha salido: campeón del mundo de 200 espalda en febrero con su mejor marca, que mejoró en junio en Mallorca. "No hay presión, estamos en la cita más importante del deporte para tratar de dar lo mejor por tu país y por tu equipo, pero las pruebas son las mismas, la piscina mide 50 metros y la carrera va a durar más o menos lo mismo, así que no hay presión, es solo pasión", añade con mucha calma. Pero mucha. Nada que ver con cuando era un crío. "Era terriblemente inquieto, es que no paraba. Era el típico niño que está corriendo todo el rato por aquí, por allá, que está subiendo las escaleras... Yo practicaba deporte, y mi mujer me dijo que le enseñara a nadar porque cualquier día se caía a la piscina y no podía recogerlo ni nada", describe su padre, Juan Miguel González. Fue cuando se habían trasladado a San Javier.
Su segunda final olímpica
A las semifinales de 100 espalda pasó con suspense en su primera toma de contacto con la competición. A la final se metió con el último tiempo, pero mejorando por mucho el de la mañana y dando una gran sensación en el tramo final, lo que es un buen presagio para los 200 espalda. Y además, una final es una final y puede pasar de todo. "Es una prueba más, quería estar en la final y veremos como va. Espero ir de menos a más. Estaré contento con la marca personal", analizó el español. Ese registro es 52.70 y si lo logra, a ver dónde le lleva. En la semi hizo 52.95.
Rivales y amigos
Después en su mejor prueba, en esos 200 espalda, algunos de sus rivales son también grandes amigos. Ryan Murphy (el único que ha recorrido la distancia más rápido que él en este 2024 y que también está en la final de los 100) y Keaton Jones son compañeros en los Osos de California, donde están a las órdenes de Dave Durden (el otro técnico de Hugo, en Madrid, es Taja). Ya se han encontrado en la Villa Olímpica, y el pique sigue. "Claro, es gente con la que convivo todos los días, a la que conozco perfectamente porque entrenamos juntos cada mañana, cada tarde, en el gimnasio, y eso lo hace todo más fácil, porque sabes que han estado haciendo lo mismo que tú", piensa Hugo.