Envases de papel, insectos fertilizantes y sirope natural
Las startups del sector agroalimentario desarrollan cada vez más soluciones innovadoras que impactan a lo largo de toda la cadena de valor alimentaria, con el objetivo de lograr un sistema más eficiente, sostenible y saludable. Algunas de estas startups han pasado por el Madrid Food Innovation Hub, el primer centro de fomento del emprendimiento, la innovación y la tecnología en la cadena de valor de este sector de Madrid.
Es el caso de Biofarm Fly, una startup extremeña que utiliza los desechos orgánicos mediante un proceso de bioconversión con el insecto Hermetia Illucens, los transforma en proteínas y bio aceites para incorporarlos en la alimentación tanto animal como humana. «Con estos procesos innovadores generamos un impacto positivo, mientras obtenemos productos de alto valor tan necesarios, además obtenemos otro subproducto, un fertilizante orgánico valioso que tiene materia orgánica, excrementos y quitina convirtiéndolo en un producto fitosanitario», explica Eduardo Morales, CEO de esta startup.
De momento la proteína de este insecto se utilizará para la alimentación animal, pero el objetivo de Biofarm Fly es introducirlo en la alimentación humana cuando esté regulado, para ello están trabajando con el CSIC. «Sabemos que la quitina y ácidos grasos de esta harina de insecto, benefician el sistema inmunitario, además de ser una proteína más saludable es también la más sostenible», añade Eduardo Morales.
Para producir en masa estos nuevos alimentos, la startup ha desarrollado mediante tecnología propia el centro productivo, la planta se construirá cerca de Badajoz, cuyo inicio está previsto para 2025. Por otro lado, la startup está desarrollando un nuevo producto, quitosano, un biopolímero natural con una serie de beneficios para uso farmacéutico y cosmético. El objetivo es lanzarlo en 2026. Este mes han comenzado una ronda de financiación.
A la ola de la sostenibilidad se ha sumado también Kampanera, una startup de «artesanos refresqueros», como la califica su fundador, Carlos Cebrián. Kampanera cuenta con una planta de refrescos naturales, incluyendo kombucha, y busca aprovechar también los recursos de la nanocelulosa que se generan durante la fabricación de bebidas para utilizarlos en otras industrias.
«Producimos bajo demanda, sobre todo para coctelerías. Estamos desarrollando una coca-cola castellana producida a partir de derivados de la higuera», explica Cebrián. En agosto lanzarán una línea de limonadas naturales con azúcar ecológico.
Por su parte, la startup Amarela se constituyó el pasado febrero dentro del programa de Madrid Food Innovation Hub. Esta startup introduce una nueva forma de envasar productos lácteos, como la mantequilla, a partir de subproductos vegetales, una solución que permitirá reducir el consumo de aluminio y plástico, las principales formas de envoltura tradicionales. «Nuestro objetivo es eliminar el plástico en todos los envases para reducir el impacto medioambiental que genera la industria láctea. Una industria que va en aumento y para la cual no existen envases sostenibles», explica la fundadora de Amarela, María Martínez. Amarela está testando sus envases con queserías de Galicia para envasar sus quesos y mantequillas. «Nos lo piden, no quieren usar el plástico porque consideran que la calidad del producto disminuye», explica Martínez. El objetivo de Amarela es empezar a comercializar el producto en 2025.