Última corrida de Santander: la cara del tendido tampoco miente
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Se liaba Pepe Luis el capote de paseo en el patio de cuadrillas del cielo. Había llegado el niño del Sócrates de San Bernardo, el ángel sencillo, el hombre que era todo bondad, el torero que esculpió la gran máxima de los tiempos recientes: «Es más fácil mentir con la palabra que mentir con la muleta». Tampoco engañó la cara del tendido, de bostezo en bostezo. Somnolienta la tarde, con un conjunto de La Quinta de tan dulce ritmo como pobre de celo y empuje. En definitiva, tan mermado de casta que todo transcurría sin esa chispa adecuada, sin la humillación necesaria. Perfectos anduvieron los toreros, con una técnica superlativa, pero faltos también del ingrediente fundamental: el sentimiento. Mucho temple... Ver Más