Crisis de natalidad: el duro informe que explica por qué los jóvenes no quieren tener hijos
En los últimos años, se vio una tendencia alarmante en la disminución de la tasa de natalidad en los países desarrollados, alcanzando en 2023 niveles históricos bajos en Estados Unidos.
Este cambio refleja una tendencia más amplia, donde los adultos están teniendo menos hijos que en generaciones anteriores.
Por qué los jóvenes no quieren tener hijos
Uno de los principales factores detrás de esta reducción es el creciente costo de vida, que dificulta a las generaciones más jóvenes a cumplir con las expectativas tradicionales de estabilidad económica.
En la actualidad, asegurar un empleo estable o adquirir una vivienda se volvió un reto considerable para muchos. En este contexto, la falta de una base financiera sólida lleva a muchas personas a decidir no tener hijos.
Además, la dificultad para equilibrar la vida laboral con las responsabilidades de la crianza de los hijos añade otra capa de complejidad. Esta combinación de factores económicos y sociales está llevando a muchos a reconsiderar o postergar sus planes de paternidad.
¿Qué dicen las investigaciones?
Un reciente informe del Pew Research Center pone de relieve un desafío significativo para las generaciones más jóvenes en la actualidad. Aunque estos adultos jóvenes pueden ganar salarios más altos que sus padres, enfrentan costos mayores en áreas como vivienda, cuidado infantil y salud.
Esta presión económica está llevando a muchos a replantearse la decisión de tener hijos. Según el informe de Pew, tanto los mayores como los menores de 50 años indican que no tener hijos les permitió gestionar mejor su estilo de vida y ahorrar para el futuro.
Incluso aquellos con altos ingresos, conocidos como HENRY (High Earners, Not Rich Yet), están sintiendo esta presión económica, a pesar de que deberían estar entre los más financieramente cómodos.
El informe revela que los adultos menores de 50 años sin hijos son tres veces más propensos que los mayores de 50 a citar razones económicas como impedimento para tener hijos, con un 36% frente a un 12%.
Desde 2018, la proporción de jóvenes adultos en Estados Unidos que consideran poco probable tener hijos en el futuro creció del 37% al 47% en 2023.
A pesar de que las dificultades financieras son un factor, no son la principal razón a la que recurren los adultos menores de 50 años para no tener hijos. Para este grupo, la principal motivación es simplemente la decisión personal de no querer tener hijos.
El informe se basó en encuestas realizadas a 2,542 adultos de 50 años o más sin hijos y a 770 adultos de entre 18 y 49 años que no tienen o no planean tener hijos.
¿Cuál es la situación de Argentina?
Las estadísticas más recientes del Ministerio de Salud de la Nación revelan una clara tendencia hacia el envejecimiento poblacional.
En 2020, la tasa de natalidad se situó en 11,8 nacimientos por cada 1.000 habitantes, una cifra que cayó brutalmente desde 2014, cuando se registraron 18,2 nacimientos por cada 1.000 habitantes.
¿Qué impacto podría tener un descenso de la natalidad de un país?
La disminución de la natalidad no solo presenta desafíos económicos, sino que sus consecuencias se extienden a diversos aspectos de la sociedad. A continuación, se detallan los principales efectos destacados por la encuestadora Merck:
- Presión sobre las arcas públicas: el incremento en la población envejecida resulta en una menor cantidad de contribuyentes activos, lo que reduce las contribuciones derivadas del trabajo. Esta situación podría desestabilizar las finanzas públicas, afectando la capacidad del gobierno para financiar servicios y prestaciones.
- Reducción en la creatividad e innovación: la creatividad y la innovación, a menudo impulsadas por personas menores de 35 a 40 años, podrían experimentar un descenso. La menor presencia de jóvenes emprendedores puede limitar el desarrollo de nuevos caminos y tecnologías, ralentizando el avance en diversos sectores.
- Cambio en la composición demográfica: la falta de un relevo generacional adecuado podría transformar profundamente la estructura demográfica de las sociedades. Sin un equilibrio entre las edades, el tipo de sociedad emergente será significativamente diferente al actual.
- Incremento en el gasto público en dependencia: un envejecimiento de la población implicará un aumento en el gasto destinado a dependencia, pensiones y atención sanitaria. Esto exigirá una reestructuración en las prioridades de gasto público y podría aumentar la carga fiscal sobre los ciudadanos activos.
- Disminución del enfoque en educación: con menos jóvenes en la población, la educación podría perder parte de su relevancia y recursos. Esto puede llevar a una reducción en la inversión en educación y a una transformación en la forma en que se concibe el aprendizaje y la formación.