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Июль
2024

¿Qué causa el "olor a viejo" cuando nos hacemos mayores? Estas son las mejores formas de evitarlo

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A medida que nos vamos haciendo mayores, el paso de los años se va dejando notar en nuestros cuerpos. Empieza con canas sueltas, una pequeña pata de gallo, un crujido en la rodilla cada vez que nos agachamos...

Nadie puede ganarle el pulso al tiempo, y los achaques se van notando cada vez más a medida que nos acercamos a la llamada "tercera edad". Jóvenes, adultos y ancianos estamos condenados a nunca poder poseer más de dos de los tres elementos de la "tríada vital": tiempo-dinero-salud.

Cada etapa de la existencia terrenal tiene sus ventajas y sus contras, y para algunas personas siempre es costoso aceptar que están dejando atrás una fase y adentrándose paulatinamente en la siguiente.

Si no, véase el "complejo de Peter Pan", la famosa "crisis de los 40" o la renuncia de algunos "milennial" a aceptar que están casi a la misma distancia de Lamine Yamal que de Luis de la Fuente, por ejemplo.

Y ya no es solo por las arrugas, las manchas en la piel o que perdamos algo de agudeza mental a medida que envejecemos, otra de las cosas que notan quienes se van haciendo mayores es el temido "olor a viejo".

En realidad es un suceso completamente natural y no tiene nada de malo, pero para aquellos que tienen complejo con envejecer, aquí les traemos una explicación a este fenómeno y unos consejos para disimularlo.

Pero no conviene obsesionarse: la mayoría de ancianos han aprendido a aceptarse y, como ya no les importan tanto las opiniones de los demás, viven mucho más libres y felices.

La explicación científica detrás del "olor a viejo"

Efectivamente, esta clase de aroma es algo real, pero no tiene ninguna relación con la falta de higiene ni de enfermedad. Tiene una conexión directa con la química natural del cuerpo humano y los cambios hormonales.

Aunque los cambios que llevan a que una persona a generar esta clase de olores se notan más a partir de los 60 años, realmente se empiezan a gestar desde la década de los treinta en la mayoría de la población.

A medida que nos vamos haciendo mayores, nuestros cuerpos dejan de fabricar tantos antioxidantes, a la vez que producen más lípidos (grasas) en la piel. Se trata de un proceso irreversible e inevitable, por lo que irá en aumento con el paso de los años.

La piel entonces se descompone lentamente, y acumula más ácidos grasos que son muy complejos de eliminar. Por ello, es importante mantener una buena salud cutánea y una dieta equilibrada en los años previos a la vejez para paliar este efecto.

La molécula de la vejez

El origen del olor que generamos las personas cuando nos hacemos mayores ha sido identificada por la ciencia, y se debe casi por completo a una hormona concreta, la "molécula 2-noneal".

Esta sustancia se comienza a producir de forma natural por la piel humana cuando ésta se oxida, y es la responsable de generar un aroma fuerte y desagradable. Como ya hemos comentado antes, desde más o menos los 30 años todos generamos esta clase de compuesto, pero la piel de los ancianos lo produce en una cantidad mucho más exagerada en comparación a la de los jóvenes.

Sin embargo, la vejez no es el único factor que favorece la presencia de la "molécula 2-noneal", también se da en mayor medida en personas diabéticas, con ciertos niveles de obesidad o en las madres lactantes.

Cómo evitar el aroma propio de la vejez

Los consejos que daremos a continuación no solo sirven para disminuir esta clase de olor, sino casi todos los aromas producidos por la piel y el sudor.

  • Depilarse las axilas y las ingles. Son zonas en las que se produce la mayor cantidad de sudor y, de esta forma, hacemos que se evapore más rápido.
  • Utilizar desodorante.
  • Operación quirúrgica. Cierta clase de intervenciones en el quirófano pueden eliminar las glándulas sudoríparas de zonas concretas de la piel para evitar que generen sudor, pero esta práctica empeora la regulación térmica del cuerpo.
  • Disminuir los alimentos ricos en azufre. Estos contribuyen a que la piel genere malos olores, como pueden ser el repollo, el brócoli, la cebolla, las frambuesas...
  • Utilizar varias mudas en el mismo día. Aunque puede ser incómodo, así se evita la acumulación de sudor en la ropa, especialmente en verano.