Santiago Segura, el brazo tonto de la ley y el listo del cine
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Santiago Segura es como el bolso mágico de Mary Poppins, la primera película que vio «hipnotizado» en el cine cuando tenía tres años. De su cabeza puede salir el humor más blanco o el chiste más obsceno. El pelo y la calva. El redentor o el paria satánico. El cuñado más casposo o el padre más casto. Todo cabe, todo encaja, los kilos que sobran, los que se pone a engordar porque le faltan. El ahora director, antes «ratilla de filmoteca» y después escritor de relatos porno con un pseudónimo femenino, ha sido presentador, cómico, concursante y jurado de un programa musical. Actor, guionista, doblador, productor. El novio en la boda y el muerto en el funeral, aunque está muy vivo y es muy del «dientes, dientes» de Pantoja porque, dice, «reír está infravalorado pero es maravilloso». Una filosofía de vida y una declaración de intenciones. Así es Santiago Segura, amigo de Pablo Motos, exenemigo de Álex de la Iglesia. El todo y la nada. El brazo tonto de la ley, pero el cerebro que agita la taquilla. Un niño que escapó del 'bullying' rodando en Super-8 y un vendedor nato, verso suelto del cine español en invierno o su mesías cada verano. «Me agobia eso de que soy el salvador del cine español. Ni rey Midas ni nada, solo soy un tío currante y muy afortunado», cuenta a ABC el cineasta, que hizo sus primeros pinitos ganándose en un festival el favor de Fernando Trueba y ahora se le adelanta en la cartelera para estrenar, con récord, la cuarta entrega de su exitosa saga 'Padre no hay más que uno'. Dice Segura que Luis García Berlanga es su padre, Trueba su tío y De la Iglesia su hermano. Trabajó con todos en más de una película y de todos aprendió algo, aunque su éxito empezó en otro lado, allí donde terminaba la corrección política, cuando se puso detrás de las cámaras para traspasar todos los límites dirigiendo a un policía franquista, machista, racista y otros -ista ahora más que nunca innombrables. «No voy a renunciar a una risa porque ofenda a dos personas», confiesa. Debutó como director en 1998 con 'Torrente: el brazo tonto de la ley' y explotó al soez personaje casi más que George Lucas a sus muñecos galácticos pero sin vender el canon, con un videojuego y otras cuatro películas. La sexta, confirma, lleva escribiéndola tres años. Aunque en eso es como su icónico personaje, más zascandil que disciplinado, y podría tardar en terminarla. «No voy a alimentar ese monstruo, es un proyecto futuro, no tiene fecha de estreno, ni siquiera de rodaje», asegura, centradísimo en su estreno actual, aunque sí lo confirmó en 'El Hormiguero'. Segura maneja como nadie los tiempos cuando está de 'promo', todo a la vez y en todas partes. Y en las camisetas. «No hay que estirar las cosas», dice el padre de algunas de las sagas más rentables del cine patrio. Lo que sí tiene es título: 'Torrente, presidente'. La actualidad es demasiado jugosa. Capaz de hacerle sombra a Carlos Latre imitando en 'Tu cara me suena' y de salir en más programas que espacios hay en la parrilla de Telecinco para Jorge Javier Vázquez, Santiago Segura cree haber dado, después de probarse varias pelucas pelirrojas, con aquello que «un gran porcentaje de cineastas desea y para lo que trabaja» pero tantas veces se les resiste: «Conectar con el público». ¿Cómo? Fácil, agradando a los altos, a los bajos, a los blancos, a los negros, a los listos y a los tontos. De este «amiguete» hay un pedazo para todo el que quiera probarlo. «Empecé haciendo cine familiar con el reto de no dejar a nadie fuera, porque me parece muy triste. Quería hacer una película donde hubiera humor soterrado para los adultos, que se lo pasaran en grande, que no fuera ni demasiado moderno ni demasiado rápido para el abuelo y que el hijo no estuviera todo el rato mirando y preguntando: '¿Qué quería decir, papá?'. Eso es terrible. Quería una película agradable para todos, una experiencia para la familia y, poco a poco, le estamos cogiendo el callo, le vamos tomando el pulso», cuenta a ABC. Igual que ha hecho con la industria, capaz de ser en 'Hellboy' o 'Blade II' el enchufado de Guillermo del Toro, al lado de quien escribió dos películas en un hotel, y de dirigir a sus hijas, en casa y en el cine. Santiago Segura puede ser quien quiera pero padre no habrá más que uno para Calma y Sirena, sus 'nepobabies'. «Si haces dos o tres bodrios seguidos, pierdes a la gente», afirma. De momento, ha escurrido el bulto y a ellas, con el pavo amenazando, las ha atado en corto.