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Июль
2024

¿Por qué ha desaparecido Kenji Fujimori?, por Mirko Lauer

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Ahora que Alberto Fujimori ha entrado a velocidad de crucero, es llamativa la ausencia de su hijo Kenji de los escenarios político y familiar. La insistencia de Kenji más su capacidad de conmover a Pedro Pablo Kuczynski fueron claves para excarcelar al padre. Todo eso le costó al joven congresista un mix de zancadilla con puñalada trapera desde el fujimorismo.

¿Por qué está tan retraído hoy? ¿Le interesaba más el padre en problemas que el padre olímpico, y mucho menos el actual dedicado a olfatear el poder? Quizás no hay sitio para más de un hijo en el nuevo entorno del patriarca. Además, Kenji todavía carga una mochila que puede despintar la farsa de la supuesta candidatura del padre para el 2026.

La ausencia de Kenji viene de la mano con la forma en que su hermana se ha posesionado de la candidatura del padre. Se nos informa que solo conversan entre dos, Alberto y Keiko, con Fuerza Popular en un mudo compás de espera. Extrañamente, el propio padre tiene muy poco que decir sobre sus aspiraciones electorales, y sobre la política en general. ¿No tiene un plan de gobierno?

En el 2021, Kenji fue una suerte de alternativa ética a su hermana Keiko y sus compinches de FP. Esto en virtud de su apego al padre, en ese entonces tocando fondo como material inservible para la política. Son los años en que el fujimorismo cambió de Fujimori, prácticamente todos menos Kenji, el entonces interlocutor de PPK (¿lo visita ahora?).

En todo caso, en esta temprana etapa la idea de una candidatura Alberto es toda de la hija Keiko, y en eso no ha aparecido todavía un vocero complementario. Como si todo FP estuviera conteniendo el aliento, preparándose para el momento de la gran gritería abogadil, y en cierta medida también la gritería médica.
Corre, muy asolapada, la versión de que Alberto Fujimori no está menos, sino mucho más enfermo de lo que parece, con una enfermedad terminal a muy corto plazo. Si esto es así, lo de la candidatura para dentro de un año y medio es una apuesta riesgosísima. Para el expresidente sería, claro, un final espectacular. Ya podemos escuchar la frase: “de vivir habría ganado”.