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Июль
2024

Socios preferentes y xenófobos

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Hay pocos hechos que unan a toda la sociedad española. Un grupo de jóvenes, alguno en edad escolar, han representado a la selección de fútbol y han logrado, no solo el fervor que produce la victoria, sino un sentimiento común de pertenencia al país.

Muchos españoles, que no sienten una especial afición por el fútbol, han seguido cada partido, se han emocionado y han rebuscado lo que se ha publicado sobre los jugadores, su trayectoria personal u otras curiosidades. Hacen falta más proyectos que aglutinen a todos y sobran los que dividen, fragmentan y enfrentan.

Pero nunca llueve a gusto de todos, y la nota discordante ha venido desde la política. Algunos han intentado beneficiarse, intentando que el protagonismo de los deportistas les tocase en algo, pero lo vergonzante ha sido la actitud de los extremos políticos.

Desde Vox, el rechazo a los jugadores de origen extranjero, los comentarios desafortunados de sus dirigentes y la xenofobia que desprenden, en el momento de la máxima tensión con el PP a cuenta de la inmigración, les sitúa en los límites de lo permisible en un sistema democrático.

Pero no han sido los únicos. Otegi, ha vuelto a agitar la ponzoña de su organización. Sus declaraciones, en las que no contenía la rabia por el triunfo de la selección española, han provocado pintadas como la que increpan a Merino y Oyarzabal en Elorrio, pueblo de la madre de este último.

La actitud de Otegi es tan xenófoba como la Vox y la de Junts, que también ha mostrado su rechazo a la selección nacional. Hay que recordar que Bildu es uno de los socios preferentes de Sánchez y que es presidente gracias a los votos de Puigdemont, que sigue imponiendo los ritmos de la política española y también la del Tribunal Constitucional con su decisión de volver a España antes de estar amnistiado.

Lo que también ha sido estruendoso ha sido el silencio, en torno a todo esto, del Gobierno. Ni los voceros con mayor incontinencia, como Oscar Puente, tan dado a opinar sobre todas las cosas y lanzar exabruptos, ha sido capaz de dedicar una línea en sus apreciadas redes sociales.

Quizá es que no ha sido informado por su equipo de asesores, dedicados en cuerpo y alma a vigilar las críticas que se le hacen al ministro y, por tanto, sin tiempo disponible para hacer saltar la alarma de manifestaciones de odio, como las que se han producido.