Roberta Metsola, reelegida presidenta del Parlamento Europeo con una gran mayoría
La maltesa Roberta Metsola ha sido reelegida presidenta del Parlamento Europeo por amplísima mayoría. No ha habido sorpresas en una votación en la que se ha ejecutado por primera vez esta legislatura la reedición del acuerdo a tres alcanzado por populares, socialistas y liberales para el reparto del poder de la UE y con el que pretenden seguir operando a lo largo del mandato. La candidata del Partido Popular Europeo (PPE) ha sido elegida con 562 votos, muy por encima de los 401 escaños que suman los tres partidos del acuerdo, por lo que ha logrado apoyos desde los verdes hasta la extrema derecha. Irene Montero, cuya candidatura presentó de forma simbólica el grupo de La Izquierda, ha recibido 61 votos (quince más de los 46 que componen su grupo).
El mandato de Metsola se prolongará dos años y medio, la mitad de la legislatura. Después serán los socialistas los que asumirán la batuta de la Eurocámara en base al pacto suscrito por los líderes de los 27, que también pasa por un segundo mandato de Ursula von der Leyen al frente de la Comisión Europea y por la elección del exprimer ministro portugués, el socialista António Costa, como presidente del Consejo Europeo. Durante las negociaciones, los populares amagaron con limitar ese mandato también a la mitad de la legislatura.
Metsola, una de las dirigentes del ala dura del PPE en temas como el derecho al aborto al que se opone frontalmente, ha hecho un discurso plano y con poco contenido ideológico antes de ser elegida. La presidenta de la Eurocámara se ha referido al proceso de ampliación al referirse a la capacidad de los proeuropeos de “alzar la voz” en Ucrania o Moldavia, pero no se ha referido en ningún momento a conflictos como el de Gaza.
Enfundada en la institucionalidad, se ha limitado a hacer un alegato por el “refuerzo del parlamentarismo”. “Los eurodiputados deben ser empoderados”, ha dicho ante los 712 eurodiputados que han participado en la constitución del Parlamento Europeo en Estrasurgo. Los otros ocho no tenían las credenciales completas.
Uno de ellos es Toni Comín, a quien la Eurocámara ha dejado sin escaño a la espera de un pronunciamiento del Tribunal de Justicia de la UE (TJUE) sobre esa decisión, basada en la opinión de la Junta Electoral Central, que dejó vacante el puesto porque el dirigente de Junts no acató la Constitución en Madrid. Comín, que acusa a Metsola de haber tomado una decisión “antidemócratica”, ha seguido la sesión desde la tribuna de invitados.
Frente a Metsola, el grupo de La Izquierda ha lanzado la candidatura de la eurodiputada de Podemos Irene Montero. Conscientes de que era una jugada simbólica, la copresidenta del grupo, Manon Aubry, ha defendido la necesidad de “demostrar que no hay unanimidad” en torno a la figura de la maltesa, de quien ha destacado, no obstante, su “voluntad inclusiva”. “Hay una oposición de izquierda”, ha dicho la dirigente de la Francia Insumisa en referencia al gran acuerdo de populares, socialistas y liberales.
La elección de la presidencia de la Eurocámara era el primer test, pero el examen definitivo de las fuerzas que componen la mayoría tendrá lugar el jueves en la votación de Von der Leyen, que pelea voto a voto para ser elegida. En su caso, además, lo tiene más complicado. Ya hay algunas delegaciones, como Les Republicains (los franceses de su propia familia) y algún socialista que han anunciado que votarán en contra de su candidatura, que requiere 361 votos para salir adelante.
Populares, socialistas y liberales suman 401 eurodiputados, pero dan por hecho que no funcionarán como bloques homogéneos en una votación que también es secreta y se calcula que un 10% se desmarcará de la disciplina de voto. Por eso Von der Leyen necesita un colchón al margen de ese gran acuerdo y ha puesto bastante esfuerzo en las reuniones con los verdes, que se han abierto esta vez a darle apoyo.
Von der Leyen se reúne este martes con el grupo de los Conservadores y Reformistas (ECR), pero se ha comprometido con el resto de aliados a no alcanzar un acuerdo de cooperación con esas fuerzas, que son una línea roja para socialistas y liberales. El primer ministro checo, Petr Fiala, ha anunciado públicamente su apoyo y se ha ofrecido a ayudar a Von der Leyen dentro de ECR, grupo al que pertenece Partido Democrático Cívico (ODS). La italiana Giorgia Meloni no cerró la puerta al abstenerse en la decisión de los líderes de los 27.