ERC tenía una 'dirección paralela' a Junqueras controlada por Rovira
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El resultado de ERC en las elecciones autonómicas del 12 de mayo, pasar de 33 a 20 diputados en el Parlamento de Cataluña, ha abierto la caja de Pandora (división interna, crisis en la dirección, carteles contra los Maragall, descontrol en el partido en Barcelona, congreso nacional…) en el partido que hasta junio estaba controlado por Oriol Junqueras. ¿Controlado por Junqueras? Parece ser que, desde 2018, se había creado una 'dirección paralela' a la ejecutiva presidida por Junqueras que se reunía cada viernes con Marta Rovira, secretaria general del partido y, en teoría, mano derecha del presidente. Según han publicado RAC1, Ràdio 4 (RNE) y la ACN este jueves, ERC tenía una estructura paralela a la ejecutiva que decía sobre el funcionamiento del partido. Cada viernes se llevaban a cabo reuniones lideradas por Rovira, que desde junio controla el partido tras la dimisión de Junqueras, porque, según la investigación de las dos radios y la agencia de noticias de la Generalitat, o «Junqueras hacía dejación de sus funciones» o esta dirección paralela «le había dejado al margen de manera deliberada». En cualquier caso, tanto desde el entorno de Rovira como desde el de Junqueras confirman la existencia de esta dirección paralela. En 2015, con Junqueras como vicepresidente del Govern catalán, ERC crea una «estructura reducida para coordinar la estrategia» del partido. Núcleo que estaría formado por Jordi Bacardit, que era la mano derecha de Rovira; Bernat Aubia, jefe de la empresa que llevaba a cabo las contracampañas, como las de los carteles contra los hermanos Maragall, con la excusa de la enfermedad del alzheimer; y Sergi Sabrià, que esta misma semana ha dimitido de sus cargos en el partido y el Govern al asumir la responsabilidad de los cartels citados. En el momento en que Junqueras entra en prisión y Rovira se fuga a Suiza, esta «estructura» crece y se convierte en una dirección paralela con mando. Siempre con Rovira al frente y sin contar con Junqueras, incluso cuando este sale de la prisión y retoma sus funciones reales como presidente de la formación, a este grupo se suman responsables de comunicación, algunos diputados autonómicos, miembros del Govern e incluso «personas que no eran ni de la dirección ni militantes» de ERC. Nombres que no se citan en la información publicada por las dos radios y la agencia de noticias. Aunque desde ERC se guarda un escrupuloso silencio de momento, la investigación periodística sí apunta que las reuniones de esta cúpula política paralela no se escondían a Junqueras, pero no se le invitó a participar. «Simplemente, consideraban que Junqueras se sacudía de cualquier responsabilidad» y «no quería decidir nada». Pero desde el entorno del expresidente se apunta que, en realidad, «nunca se le quiso convocar» a participar. Lo querían arrinconar y mandar ellos desde la sombra. Uno de los momentos de mayor tensión entre las dos facciones, divididas por el control del partido más que por asuntos ideológicos, fue cuando Junqueras quiso ser candidato a las elecciones del 12 de mayo, en sustitución de Pere Aragonès, entonces presidente de la Generalitat y desde esta fecha en funciones. Los malos resultados de ERC en las elecciones municipales y en las generales aumentó al tensión entre ambos y fue lo que hizo a Junqueras querer liderar la lista de ERC en las autonómicas. Pero Rovira se opuso. La excusa fue que había que renovar los liderazgos del partido y no sacrificar a Aragonès, al que se le deslegitimaría como presidente autonómico y, también, se podría ver como una enmienda a la política llevada a cabo por ERC desde la Generalitat. «El choque llega hasta el punto de que se plantea entre Rovira y Junqueras preguntar a la militancia que decida qué liderazgo ha de hacerse cargo de la estrategia del partido y ser el candidato», se indica en la información. El pulso lo ganó Rovira, visto los acontecimientos posteriores. Junqueras, entonces, se 'refugió' en la Diputación de Barcelona, donde habría colocado a personas de su entorno en distintas responsabilidad políticas, como Pau Morales y Oriol López. Desde allí trata de recuperar la presidencia de ERC. Tras la dimisión de Junqueras, Rovira controla la dirección oficial del partido, que organizará el congreso nacional del 30 de noviembre, fecha en la que, ahora mismo, se prevé la batalla final.