Esta es la razón por la que siempre te pican los mosquitos: la respuesta está en tu olor corporal
Aunque pueda parecerlo a veces, los mosquitos no pican por simple gusto ni
como un mecanismo de defensa, como ocurre con otras especies de insectos. Los
mosquitos pican porque necesitan alimentarse de nuestra sangre para cumplir con
una función biológica esencial. Es importante destacar que solo las hembras
adultas de los mosquitos se alimentan de la sangre de sus víctimas.
La razón detrás de este comportamiento radica en que la sangre es rica en
proteínas y otros componentes esenciales que las hembras necesitan para la
producción de huevos. Sin estos nutrientes, las hembras no podrían reproducirse
de manera efectiva. Los machos, en cambio, no requieren sangre humana para su
desarrollo, alimentándose únicamente del néctar de las flores.
Función biológica de las picaduras
Cabe mencionar, eso sí, que los mosquitos no pican al azar. En realidad, utilizan
un sistema bastante complejo que utiliza señales químicas y visuales para
identificar a sus objetivos y elegir a sus próximas víctimas. Es más, diversos
estudios científicos han demostrado que existen algunas características que
pueden hacer que ciertas personas sean especialmente atractivas para los
mosquitos, como el tipo de sangre, un metabolismo más o menos rápido o el color
de la ropa.
En primer lugar, los mosquitos son capaces de percibir la temperatura
corporal de otros seres vivos mediante una serie de receptores moleculares
distribuidos por todo su cuerpo, principalmente concentrados en las antenas. Es
como si los mosquitos tuvieran un radar natural que les permite encontrar
fuentes de calor en su entorno. Cuanto más cálido sea el cuerpo de una persona
o animal, más fácil será para el mosquito detectarlo. Esta capacidad es
especialmente útil para los mosquitos durante la noche o en lugares con poca luz,
ya que no dependen únicamente de la vista para encontrar a su objetivo.
Una vez que un mosquito ha localizado a su objetivo, se aproxima a él. A
medida que se acerca a su presa, se siente atraído hacia zonas específicas del
cuerpo, donde se concentra una mayor cantidad de bacterias y, en consecuencia,
de olores. En el caso de los humanos, estas zonas con una mayor concentración
de microorganismos son los pies.
Las bacterias presentes en la piel de nuestros pies convierten el sudor en
ácidos orgánicos volátiles, como el ácido láctico, lo que resulta muy atractivo
para los mosquitos, que se lanzarán desesperados hacia ellos. En cuanto a su
predilección por los tobillos, ésta se debe a que esta zona actúa como
“chimeneas” por las que se escapan los olores de los pies. Además, es una zona
que suele llevarse descubierta durante el verano, lo que la hace “cómoda” para
picar.
En cuanto a la frecuencia con la que una hembra de mosquito puede picar, lo
cierto es que no hay más límite que el que su estómago pueda tolerar. La hembra
continuará picando y alimentándose de sangre hasta que esté llena. Después
descansará durante varios días (normalmente entre 2 o 3 días) antes de poner los
huevos. Una vez completado este proceso, estará preparada para picar
nuevamente.