Más de 8 millones de puestos de trabajo en Estados Unidos sin cubrir: nos hacen falta inmigrantes
Estados Unidos tiene casi un puesto y medio de trabajo disponible por cada desempleado. Es el fenómeno de la Gran Renuncia, que se agudizó con la pandemia cuando miles de trabajadores se negaron a regresar a sus antiguos empleos, lo que no quiere decir que se fueran al paro. Muchos buscaron acomodo en otros sectores o simplemente trataron de seguir teletrabajando en aquellas empresas que se lo permitían. El fenómeno se ha mantenido, con picos como los registrados hace dos años, cuando casi había dos puestos vacantes. Hoy, con datos de mayo pasado, el número de puestos de trabajo sin cubrir en EE UU se situó en los 8,14 millones, según el Departamento de Trabajo. La cifra se ha doblado en apenas cuatro años y en muchos sectores de la economía estadounidense comienza a ser apremiante cubrir las miles de vacantes disponibles. Hace diez años la cifra de puestos sin cubrir era también la mitad. Así pues, los 5,9 millones de parados registrados en junio tendrían más o menos ese 1,5 de empleos a su disposición. Podrían hasta elegir si alguno no les gusta.
La campaña electoral estadounidense transcurrirá de nuevo con el asunto migratorio como uno de los temas estrella, especialmente azuzado por el republicano Donald Trump que, a buen seguro, insistirá en que se están colando miles de delincuentes, narcotraficantes y violadores por las fronteras. La realidad es que EE UU necesita mano de obra a espuertas, como en Europa. Porque como en el caso de España, con casi 3,2 millones de parados reales, si contabilizamos los fijos-discontinuos «inactivos», es decir que cobran el desempleo pero no computan como desempleados –la clásica trampa de la izquierda– hay 148.000 empleos sin cubrir. No son las cifras de EE UU, pero dan vergüenza ajena. El coste supera los 8.000 millones y es aún más relevante en el resto de Europa, porque si en España la tasa de vacantes es del 0,9%, la media Europa es del 2,9%. Y eso sin contar la gran jubilación que se espera, la del «baby boom», que liberará millones de empleos en las economías más desarrolladas. ¿Quién trabajará para llenar esos huecos y pagar las pensiones en los países con sistemas de reparto? No nos hagamos trampa: o nos ponemos a tener hijos como locos o necesitamos inmigración. Por eso hacen falta políticas serias y controles férreos, para que no se cuelen los malos.