Sirera pide que los cambios de nombre de las calles de Barcelona se hagan por unanimidad de los grupos
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El PP quiere cambiar el sistema por el que se designan los nombres de las calles en Barcelona al considerarlo un mecanismo «sectario» y propone que, tras un reforma, se llegue a acuerdos por unanimidad de todos los grupos del Ayuntamiento. Ahora es el gobierno municipal el que propone y aprueba los cambios en el nomenclátor, lo que supone, normalmente, que la oposición no se vea representada en los nombres de las calles, las avenidas, los parques, las plazas o los jardines, según han denunciado los populares en los últimos años. En un comunicado del PP de Barcelona, Daniel Sirera ha pedido este jueves que se lleven a cabo cambios en la forma de decidir los nombres de las calles de la ciudad «para evitar el sectarismo» en el que se ha instalado el consistorio en los últimos años y ha propuesto que se convierta la Ponencia del Nomenclátor en un consejo asesor con representación de todos los grupos municipales en el que «los cambios de nombre de las calles y los nombres de las calles de nueva creación sean aprobados por unanimidad». Tal y como ha advertido el líder popular en Barcelona, actualmente «el cambio de nombres de las calles y la asignación de las nuevas nomenclaturas se realiza de forma unilateral por parte del gobierno municipal», por ello, ha pedido que los grupos que tienen representación en el pleno municipal, no solo los que forman parte del gobierno local, estén presentes en el Nomenclátor «para tomar estas decisiones por unanimidad y en base al interés general». El objetivo es evitar «cambios ideológicos» en los nombres de las calles de la ciudad. El último caso, reflejado en la gaceta municipal ayer, es el cambio efectivo de la calle Santa Magdalena de Gracia por el de Magdalena E. Blanc. Y en breve se incluirá el de la Pasionaria como nombre de unos jardines del distrito de Sants-Montjüic y se eliminarán los nombres de San Rafael, Santa Ágata y Santa Rosa. Estos cambios responden únicamente «a la obsesión de la izquierda por eliminar todo aquello que tenga que ver con el catolicismo», ha añadido Sirera. En esta línea, desde el PP se ha defendido mantener nombres que son referencia para los vecinos y que tienen « más de 150 años de historia y con cuyo cambio los vecinos no está de acuerdo». Vecinos que, por otro lado, han manifestado, cuando se les ha preguntado, que quieren ser consultados por los cambios de los nombres de las calles. Sirera ha dicho que lo normal sería tener «un nomenclátor plural y sin sectarismos ideológicos, que mantenga en la memoria a personas que han contribuido a llevar el nombre de Barcelona por el mundo o han trabajado por hacer mejor nuestra ciudad«. En los últimos años, el gobierno local, sobre todo durante la etapa de Ada Colau como alcaldesa, con el apoyo del PSC, ha ido sustituyendo nombres por cuestiones ideológicas, como los vinculados a la Monarquía o el Ejército, y sin que existiera una demanda vecinal para ello. Decisiones polémicas que no han contado con el apoyo de la oposición, especialmente de los populares, que se han mostrado muy críticos con estos cambios.