La candidatura de Rutte a presidir la OTAN se despeja
El relevo de Mark Rutte como secretario general de la Alianza en sustitución del noruego Jens Stoltenberg está ya encarrilado. La cumbre informal celebrada este pasado lunes en la capital comunitaria parece haber servido para despejar el acuerdo. En los pasillos de la Alianza se daba por sentado que la fumata blanca debía llegar antes de finales de este mes, en aras de que todo quedase negro sobre blanco antes de la cumbre que se celebrará en Washington para conmemorar el 75º aniversario de la organización militar. Esta cita servirá como acto de proclamación.
Eslovaquia y Hungría, que habían estado bloqueando el acuerdo durante meses, han anunciado que apoyan a Rutte. Esto significa que Rumanía es el único país que no ha dado su brazo a torcer y que aún mantiene la candidatura de su presidente, Klaus Iohannis. Todo indica que no por mucho tiempo.
El primer ministro neerlandés, Mark Rutte, perteneciente al partido liberal y, de 57 años, ha marcado la política holandesa en estos pasados 13 años. Apodado como Mr. Teflón, por su capacidad para superar cualquier crisis y formar coaliciones de gobierno heterogéneas, ha sido el candidato preferido de Estados Unidos a lo que quizás haya ayudado su pertenencia a un país con fuertes vínculos transatlánticos. Finalmente, se han cumplido las quinielas que apostaban por una mujer de un país del Este para sustituir a Stoltenberg.
En un primer momento fue Turquía el principal impedimento para que Rutte se convirtiera en el próximo secretario general de la Alianza Atlántica, pero después los países antes mencionados tomaron el relevo. Eslovaquia ha cedido después de que Rutte le haya prometido fortalecer el espacio aéreo y la charla entre el mandatario húngaro, Viktor Orbán, y el primer ministro neerlandés en los márgenes de la cumbre informal de este lunes parecen haber sido el impulso definitivo. Orbán, considerado el aliado Vladimir Putin en Bruselas y la oveja negra del club europeo, ha conseguido que la OTAN no le obligue a participar en la ayuda a Ucrania, aunque a cambio no pueda vetar ninguna decisión. Este pacto ya fue anunciado semana pasada en Budapest y ha sido refrendado por Rutte.
«Si acepta confirmar el acuerdo al que llegué con el secretario general, Jens Stoltenberg, estamos dispuestos a cooperar», aseguraba Orbán este lunes. Dicho y hecho. El martes, el mandatario húngaro anunciaba el apoyo a Rutte. Las acusaciones contra Orbán en una cumbre celebrada en Bruselas debido a su ley contra el colectivo LGTBI también parecen haber quedado olvidadas.
Rutte llegó al poder en 2010 y era hasta el momento el líder político europeo más veterano junto al húngaro Viktor Orbán tras la retirada de la canciller Angela Merkel. Desde esa fecha, había liderado cuatro gobiernos diferentes de los que tres tuvieron que dimitir antes de que finalizara su legislatura y era el único superviviente de la Gran Recesión que azotó a la Unión Europea durante la pasada década.
Durante todos estos años, Rutte ha sabido como nadie representar el espíritu de una nación y encarnar aquellas virtudes de las que los neerlandeses más se enorgullecen: austeridad, modestia, fiabilidad, trabajo duro. Un buen espejo en el que mirarse, una visión quizás idealizada de la idiosincrasia protestante holandesa que funciona como una imán para los votantes.
Políticamente, Rutte es un líder pragmático con una gran habilidad para pactar con quien sea necesario y encontrar puntos de unión en un programa de gobierno, lo que le ha resultado de gran habilidad en un Parlamento tan fragmentado como el neerlandés y le ha permitido liderar cuatro gobiernos de coalición diferentes. Esta capacidad de interlocución le servirá para dialogar con los 32 miembros de la Alianza, en un momento en el que la organización militar tiene como principal reto continuar con el apoyo a Ucrania para que Putin pierda la guerra.
Todo indica que la posible llegada de Donald Trump a la Casa Blanca tras las elecciones del mes de noviembre y sus amenazas de dejar a los europeos a la intemperie puede convertirse en el principal quebradero de cabeza del político holandés en su nuevo cometido. Mr. Teflón deberá hacer honor a su apodo. Sustituirá al noruego Stoltenberg, conocido por su prudencia y discreción