La española Karla Sofía Gascón, primera mujer trans en ganar el premio a la mejor actriz en el Festival de Cannes
La española Karla Sofía Gascón ha hecho historia en Cannes. Su increíble y conmovedor trabajo en Emilia Pérez le ha valido el premio a la mejor actriz. Lo ha recibido junto a todas las intérpretes del musical de Jacques Audiard (Zoe Saldaña y Selena Gómez) en un premio conjunto. Es la primera vez que una mujer trans gana el galardón de interpretación femenina; y es la segunda vez que va para una española (la anterior vez fue, también de forma conjunta, a todas las intérpretes de Volver en 2006). Su personaje da nombre a la increíble y poderosa película del francés Jacques Audiard, un musical sobre una narco trans con canciones originales y hablada en español. Desde su pase de prensa fue una de las favoritas de la crítica por su riesgo y originalidad.
Gascón ha sido la primera en tomar el micrófono, y visiblemente nerviosa le ha agradecido el premio a Audiard, “el mejor director de la galaxia con permiso de George Lucas -que estaba presente en la sala”. Sin contener las lágrimas también se lo ha dedicado a su mujer y su hija. “Quiero que este premio tenga una parte para todos los actores y actrices que nos partimos llamando puerta, y no se abren. A veces se abren. Y cómo no, a todas las personas trans que estamos sufriendo el odio y viendo cómo os denigran. Esto es para vosotras. Mañana esta noticia estará llena de comentarios de gente terrible diciendo cosas terribles de nosotras. Quiero mandar un mensaje de esperanza para todas nosotras. Todos tenemos la oportunidad de cambiar a mejor. Así que a ver si cambiáis cabrones”, dijo en su gran discurso.
No fue el único premio para Emilia Pérez, que también logró el Premio del Jurado que anunció el español Juan Antonio Bayona al grito de “¡Que viva el cine y que viva México!”. Audiard agradeció de vuelta el premio a sus actrices. El francés ya sabía lo que es subirse a ese escenario, ya que ya posee una Palma de Oro por Dheepan. Esta vez no repitió el máximo reconocimiento, pero su filme sale muy reforzado de esta edición de Cannes.
Por su parte, la Palma de Oro fue para Sean Baker, por la divertidísima comedia agridulce Anora. Un triunfo del cine indie de EEUU en el mismo escenario donde salieron relanzadas las carreras de cineastas como Steven Soderbergh o Quentin Tarantino. Baker, que ha contado con un presupuesto de solo cinco millones, una cantidad enana comparado con cualquier filme de Hollywood, se confirma como una de las voces más interesantes del cine de EEUU con este filme frenético que le da la vuelta al tropo de la historia de amor entre jóvenes de diferentes clases sociales.
Aquí es una trabajadora sexual, uno de los temas que siempre aborda su cine, la que termina enamorada -o algo parecido- del carismático hijo de un oligarca ruso de paso por EEUU. Un anti Pretty Woman con el que aborda otro de los temas clásicos de su cine, la diferencia de clases. Anora ha sido uno de los títulos preferidos por la crítica, y sus proyecciones estuvieron llenas de risas y aplausos en las escenas más hilarantes. Una obra que termina con un poso dramático y que está comandada por la increíble interpretación de Makey Madison. Esta es la quinta vez consecutiva que la distribuidora Neon se lleva la Palma de Oro. Baker confesó que este es su sueño desde hace años, se lo agradeció a dos leyendas como Coppola y Cronenberg e hizo una reivindicación contundente por el cine en salas y definió su cine como una lucha por lograr que “el cine sobreviva”.
El otro favorito de la edición, Mohammad Rasoulof, protagonizó uno de los momentos más emotivos cuando recibió el premio especial del jurado por The seed of the sacred fig. El iraní, recién huido de su país, donde había sido condenado a ocho años de cárcel y latigazos, se conformó con este premio que dedicó a los miembros del reparto que no han podido huir de la república de Irán. Por ello aseguró sentirse triste, por “la catástrofe que vive mi pueblo, el pueblo iraní”. También a todas las mujeres valientes que hicieron posible la revolución en Irán y a los productores que se arriesgaron con su filme.
El segundo premio en importancia, el Gran Premio, fue para la cineasta india Payal Kapadia, que recibió una ovación enorme y subió a todas sus actrices al escenario a las que dio un abrazo que traslada la esencia de su hermosa All we imagine as light, un filme delicado sobre la amistad femenina de tres mujeres de diferentes generaciones en Mumbai. Este premio la confirma como una de las voces más prometedoras del cine mundial, como ya había demostrado con su debut, el excelente documental The night of knowing nothing.
El mejor director fue Miguel Gomes por Grand Tour, una película de apabullante belleza, que mezcla el blanco y negro de su recreación histórica con imágenes documentales y alguna a color. Una de las propuestas más especiales y radicales de esta edición que obtuvo su reconocimiento por parte del jurado presidido por Greta Gerwig y en el que se encontraba el director español Juan Antonio Bayona.