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Май
2024

Idas y venidas de un transportista de toros bravos

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Abc.es 
«Los inicios siempre suelen ser complejos, y más cuando se quiere empezar desde la nada». Así de tajante lo afirma Carlos Gómez Díaz-Guerra . Natural de Portillo de Toledo, recuerda con orgullo y nostalgia su 'alternativa' en este peculiar mundo del transporte taurino: cargar un semental de la ganadería de Mariano de León desde Casarrubios del Monte hasta la segunda finca de la familia en Navalmoral de la Mata (Cáceres). Mientras, la confirmación llegó con la misión de llevar un sobrero de Alcurrucén a Las Ventas. Desde entonces, y a base de superación y mucho trabajo, Carlos se ha convertido en uno de los referentes de este subsector dentro de la tauromaquia. Haciendo un símil con las figuras, su temporada comienza en las Fallas de Valencia, pisa intermitentemente la plaza de Madrid y hasta cruza la frontera para llevar toros a Nimes, a más de 1.000 kilómetros de su municipio natal. «Pues llevamos unos años que tenemos la suerte de 'lidiar' en torno a unos 70-80 festejos tanto por España como en Francia . El mayor porcentaje de los festejos los hacemos en la provincia de Toledo, pero tengo la suerte de poder ir mucho a Madrid con lo que ello conlleva», explica. La del 2024 es su vigésima segunda temporada como transportista taurino y asegura que «sin pasión por el toro, sería algo muy difícil de sobrellevar». «Gracias a Dios a nosotros nos va bien, pero esto no siempre es un negocio rentable. Tienes que buscar lo espiritual y una pasión para que te llene, porque si no en esta profesión lo tienes muy crudo. Es un proyecto que te quita mucho sueño, fines de semana y días con la familia, pero que al final acaba mereciendo la pena», añade. En un sector plagado de favoritismos y cierta comodidad, Carlos no ha cesado en su afán de hacerse un hueco frente a la lacra de la competencia desleal: «Esto es muy complicado. Es un mundo en el que tienes que luchar contra la clandestinidad, el intrusismo laboral y las malas condiciones de otros compañeros con la mayor honestidad y transparencia posible, y eso para los que hacemos las cosas legalmente resulta un hándicap importante». Visión de futuro Si hablamos de legislación, Carlos es una auténtico erudito. Ya en el año 2009 se adelantó a las condiciones de trabajo, implementando medidas prácticamente inimaginables para aquellos tiempos. «Cuando invertí en las modificaciones de los camiones fue con miras de futuro. Los ventiladores y el aire acondicionado, el sistema de circulación de agua o las cámaras de monitoreo han sido las mejores inversiones que he podido hacer. A las empresas y a los ganaderos les trasmite más confianza y ganas de apostar por mis servicios», presume. Por otro lado, lamenta que desde la Administración europea se han propuesto seguir complicando la labor de este tipo de profesionales. «Hay cosas que no se pueden entender. Tratamos de llevar todo a rajatabla y surgen más medidas, por lo que para nosotros es muy difícil de salvar en muchos momentos, sobre todo en verano con el tema de las altas temperaturas. Yo, por suerte, puedo decir que tengo todo en regla, pero cada vez nos cuesta más poder realizar nuestro trabajo por las leyes de bienestar animal», expone. Pese a ello, es optimista con el destino de la tauromaquia: «Veo un futuro esperanzador. Creo que la tauromaquia se encuentra en un buen momento, con mucho movimiento de gente y más jóvenes que nunca . Y confío en que, mientras todos los profesionales que conformamos el mundo del toro convivamos en el equilibrio que siempre ha habido, tendremos un plato de comida que llevarnos a la boca y la tauromaquia tendrá vida para muchos años más».