La Virgen del Rocío recorre la aldea en tiempo y forma
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Desde el salto de la reja al filo de las tres de la madrugada, la aldea de El Rocío se encuentra en un estado de felicidad superlativa . La luna brilla con más luz, las palmas suenan con más fuerza y las plegarias salen más directas del corazón. La Virgen del Rocío, que salió de la ermita con una facilidad y limpieza inusitada para lo acostumbrado en los últimos años, comenzó con gran elegancia su procesión por la aldea. Aunque después fueron apareciendo las caídas, el discurrir está siendo por lo general ordenado , con la salvedad de una pelea entre dos individuos que enturbió el ambiente en la plaza del Acebuchal, a la altura de la hermandad de Umbrete. Una gran masa de devotos ha acompañado desde el primer momento a la Blanca Paloma , que, tras las presentaciones ante los primeros simpecados, entre ellos los de algunas de las filiales más antiguas y señeras, como Villamanrique, Pilas y La Palma del Condado, continúa con su recorrido tradicional por las principales calles de la aldea almonteña. También ha recibido hermosas lluvias de pétalos de sus fieles en casas como las de Huévar y Umbrete. Una noche y amanecida bastante frescas han provocado que aparezcan muchos chaquetones, ponchos y demás prendas de abrigo entre los asistentes a la procesión. El discurrir de la patrona de Almonte, no obstante, se alargará entre vivas, palmas y rezos hasta bien entrada la mañana si no hay ningún percance de importancia, de forma que los rayos de sol tendrán tiempo de recrearse en la restaurada cara de la Virgen.