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Май
2024

El turismo más sereno de Mallorca con vistas a la Sierra de Tramontana

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El sol y la playa suelen ser los principales reclamos turísticos para viajar a Mallorca durante los meses de verano, pero esta isla es mucho más... No hay duda de que sus calas paradisíacas, sus aguas cristalinas y su ambiente festivo hacen que muchos turistas posen sus ojos sobre ella cuando llega el buen tiempo, pero esta joya del Mediterráneo tiene mucho más que ofrecer. Cada vez más viajeros apuestan por un turismo sosegado y buscan enclaves de interior, más tranquilos, alejados del ajetreo que suele respirarse en las zonas costeras durante el estío. Prefieren embarcarse en experiencias más tranquilas, que les recarguen de energía y les proporcionen la paz que no suelen encontrar el resto del año.

Un oasis de desconexión

Esta es precisamente la apuesta de Can Ribera by Zafiro, un pequeño y encantador hotel boutique ubicado en el corazón del municipio mallorquín de Muro, con vistas a la Sierra de Tramontana, alejado de los espacios turísticos habituales de la isla.

Este establecimiento encaja muy bien dentro del concepto de «slow holidays» que tan de moda se ha puesto de un tiempo a esta parte. Un lugar con alma mediterránea pensado para recibir a quienes solo pretenden descansar y conocer sitios especiales sin prisas ni complicaciones.

Enclavado en una casa señorial del siglo XIX, este establecimiento de Zafiro Hotels fusiona la modernidad con elementos arquitectónicos originales. Apenas consta de 21 amplias y coquetas habitaciones y suites llenas de carácter mallorquín, con sus techos altos, grandes ventanales y las tradicionales vigas vistas. En su decoración destaca la línea de colores pastel y nudes, con toques florales y detalles de artesanía local, como la madera, la cestería mallorquina y las alfombras de ratán.

Un precioso y apacible patio interior ofrece al visitante la posibilidad de desayunar, tomar el té o leer un buen libro al aire libre. Se trata de un oasis de desconexión que alberga un antiguo pozo de piedra original de la casa. A solo unos metros se encuentra el restaurante del hotel, con una cuidada selección de platos mallorquines de autor, en la que se presentan los sabores más emblemáticos de la cocina local con productos de proximidad junto a un toque de modernidad. En sus platos, la tradición se reinterpreta para poner en valor el producto local y el patrimonio de la isla, recuperando recetas tradicionales, algunas ya casi olvidadas, en lo que supone un homenaje a la cocina típica de Mallorca, que garantiza una experiencia culinaria memorable en cada visita.

Por último, el ático del hotel, con solárium, piscina, camas balinesas y jacuzzi, invita a contemplar las puestas de sol más bonitas y brinda una imponente vista panorámica de la Sierra de Tramontana, patrimonio de la humanidad por la Unesco.