Donald Trump continúa recibiendo acusaciones de su antiguo hombre de confianza

Nueva York. Michael Cohen, antiguo hombre de confianza de Donald Trump, compareció nuevamente este martes ante la corte de Manhattan para ser interrogado por los abogados del expresidente republicano en un juicio cada vez más politizado, relacionado con los pagos encubiertos a la exactriz porno Stormy Daniels.

Cohen, quien ocupó posiciones clave entre 2006 y 2018 como abogado personal y asistente en diversos roles para Trump, admitió el lunes ante la fiscalía que había actuado a solicitud de su entonces jefe. “Yo hacía todo lo posible, e incluso más, para proteger a mi jefe, y lo hacía desde hacía mucho tiempo”, afirmó.

Durante la recta final de las elecciones de 2016, Cohen desembolsó $130.000 de su propio bolsillo para comprar el silencio de Daniels respecto a una supuesta relación sexual con Trump ocurrida una década antes, con el objetivo de evitar un posible escándalo que pudiera perjudicar las aspiraciones presidenciales de Trump.

Trump reembolsó a Cohen $420.000, incluyendo impuestos y servicios legales, mediante 11 cheques, la mayoría de los cuales estaban firmados por el propio Trump. El último de estos pagos se realizó el 1°. de diciembre de 2017, cuando Trump ya era presidente, según documentos presentados en la corte.

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El caso de Stormy Daniels fue uno de varios escándalos que el magnate inmobiliario intentó sofocar en las semanas previas a las elecciones que ganó frente a la exprimera dama y exsecretaria de Estado Hillary Clinton.

El actual candidato republicano a volver a la Casa Blanca en las elecciones de noviembre habría expresado entonces su temor por el efecto “catastrófico” que podrían tener esas revelaciones y el “odio” de parte del electorado femenino.

Su antiguo abogado, apodado “pitbull” por su celo para proteger a su jefe, ya se declaró culpable y fue condenado a tres años de cárcel, aunque solo cumplió 13 meses tras las rejas y el resto bajo arresto domiciliario, por mentir al Congreso y cometer delitos financieros y electorales, además de perder su licencia de abogado.

“Este no es un juicio a Donald Trump. Es un caso del Partido Demócrata contra Estados Unidos”, declaró el candidato del Partido Republicano a las elecciones de noviembre, refiriéndose al juicio.

“Es el mayor esfuerzo para interferir y robar una elección federal en la historia política estadounidense”, agregó a su llegada a la corte, donde también estuvo presente el presidente de la Cámara de Representantes del Congreso, el republicano Mike Johnson, en apoyo a su jefe de filas.

En la misma línea, Johnson manifestó que el sistema de justicia está siendo “instrumentalizado” contra el primer expresidente en sentarse en el banquillo de la justicia penal, quien insiste en que es víctima de una caza de brujas y de interferencia electoral.

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La fiscalía de Manhattan acusa a Trump de 34 delitos de falsificación contable. De ser hallado culpable por el jurado que sellará su suerte, podría enfrentar una pena de cárcel. Pero incluso si es sentenciado, el exmandatario de 77 años podrá competir por la presidencia en las elecciones del 5 de noviembre y, en caso de ser electo, regresar a la Casa Blanca el 20 de enero de 2025.

Además del caso de Nueva York, Trump enfrenta acusaciones en Washington y Georgia por intentar revertir los resultados de la elección de 2020 y por llevarse documentos clasificados al dejar la Casa Blanca en 2021, aunque este juicio fue pospuesto indefinidamente.