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Май
2024

A 35 años del triunfo de su hermano: recuerdos, diferencias con Milei y la crisis del peronismo

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El 14 de mayo de 1989 Carlos Menem superó a Eduardo Angeloz en las elecciones presidenciales y comenzó un nuevo ciclo político en la Argentina. A 35 años de esos comicios, el gobierno de Javier Milei le rendirá homenaje y colocará la estatua en el Salón de los Bustos de la Casa Rosada, tal cual lo marca la ley. Eduardo Menem, hermano, confidente y mano derecha del expresidente, asistirá al acto y dialogó con El Cronista sobre el actual contexto y los puntos de contacto que observa sobre lo sucedido en aquel momento.

Menem fue presidente provisional del Senado durante los diez años en los que su hermano gobernó la Argentina. Ahora Martín, su hijo, está al frente del timón de la Cámara de Diputados en la gestión Milei.

-Pasaron 35 años del triunfo de Carlos. ¿Esperaba la reivindicación que existe hoy, encabezada por el actual gobierno?

-Por lo menos cesó la campaña de demonización, que venía de los gobiernos anteriores. Empezó con la Alianza, con el publicista norteamericano Dick Morris. Creían que demonizar a Menem le iba a servir a De la Rúa. Cuando llegó Kirchner fue mucho mayor, a pesar de que ellos habían estado siempre pegados a la boleta de Carlos. Hubo elogios de Néstor cuando inauguraron el aeropuerto y de Cristina en la convención constituyente.

-¿Los Kirchner cambiaron de opinión después del gobierno de Menem o siempre pensaron distinto? ¿Cree que fueron desagradecidos?

-Fueron de lo peor. El gobierno de Santa Cruz recibió muchas ventajas del gobierno de Menem, inclusive fue la única provincia favorecida por el pago de las regalías atrasadas, u$s 600 millones. Además, Kirchner hizo un negocio con las acciones de YPF, que las compró a 19 y las vendió a 31. Fueron u$s 1000 millones y no se sabe lo que pasó.

-Después de que no pudo ser Presidente en 2003 y se convirtió en senador en 2005 y hasta su muerte, su hermano pasó a un segundo plano y quedó en una posición intermedia respecto a otros expresidentes: ni tan cuestionado como Fernando De la Rúa ni con tanto poder como Cristina Kirchner. ¿Cómo analiza ese período?

-Carlos tuvo una actividad súper importante, con mucho despliegue. Y de la Presidencia de la Nación pasó al Senado. Después de las transformaciones que hizo... pasar al Senado era un cambio muy grande. Él estaba para las actividades ejecutivas. Fue elegido tres veces gobernador de su provincia y dos veces Presidente. Nunca ocupó un cargo que no sea por elección popular, la senaduría lo mismo.

-¿Lo invitaron al acto para la colocación del busto en Casa Rosada?

-Sí, y por supuesto que voy a ir, lo tendrían que haber puesto antes. Pero los Kirchner lo metieron en un sótano. Esto es lo que corresponde, lo que indica la ley.

-Ahora faltaría que colocaran los de María Estela Martínez, Fernando De la Rúa y Cristina Kirchner, los otros tres que cumplen los requisitos. ¿Deberían incorporarlos?

-Sí, por supuesto que tienen que ir todos. Son los presidentes democráticos.

-Lo llevo al actual gobierno. ¿Cómo ve la gestión de Milei? ¿Cree que el plan económico puede funcionar?

-A Milei le tocó una situación económica muy difícil. Todos los problemas que surgen respecto a la inflación estaban debajo de la alfombra. Se hizo tan grande eso que la gente votó en contra precisamente por eso. Dejaron al país en una pésima situación, con reservas negativas en el Banco Central. Ni Alfonsín, a quien no le fue bien en lo económico, dejó reservas negativas. Creo que la dirección es la correcta. Yo rescato la intención de cambiar el estado de situación. Hay algunas cosas con las que no estoy de acuerdo, pero el camino es el correcto.

-¿En qué aspectos no coincide con Milei?

-En la forma de actuar, en el lenguaje que usa. Un miembro de la academia francesa decía que el estilo es el hombre. Pero bueno, es lo que la gente votó.

-¿Sería bueno volver a la privatización del sistema ferroviario, como en la época de Carlos?

-No nos bañamos dos veces en el mismo río, como decía Heráclito. Han cambiado mucho las situaciones, ahora habría que hacer un estudio. Algunos colegas suyos y algunos políticos opositores recuerdan siempre lo de "ramal que para, ramal que cierra". Era una medida disuasoria porque estaban por hacer huelgas. Las huelgas ferroviarias fueron las más terribles del país. Se las habían hecho a Perón y a Frondizi.

-Otra famosa frase fue "si decía lo que iba a hacer no me votaba nadie". ¿Milei está haciendo lo que prometió en campaña, como que el ajuste lo pagaría la casta o la dolarización, por ejemplo?

-Bueno, no dijo que lo iba a hacer de inmediato. La dolarización puede llegar cuando se den las condiciones, cuando esté la cantidad de dólares suficiente.

-¿Sería positivo?

-No sé. Vamos a ver cómo se llega. Usted no se olvide que, políticamente, lo más importante que hizo Milei es sacar de escena a los Kirchner. Le hicieron mucho daño al país.

-¿Cree que quedarán en segundo plano?

-No sé, la política es muy sorprendente. A mí me parece que se han quedado sin líderes. Porque a la señora no la van a volver a votar, ya va perdiendo poder y hay divisiones dentro del kirchnerismo que antes no tenían. Ellos nunca ratificaron su condición de peronistas, solo cuando les conviene. Hay que distinguir entre peronismo y kirchnerismo.

-¿No hubo una responsabilidad de los peronistas no kirchneristas, de no haber podido dar discusiones internas o generar alternativas?

-Sí, claro. Muchos de ellos aceptaron hacían lo que decía Cristina. Cristina lo puso a dedo a Kicillof que no tiene nada que ver con el peronismo, es comunista. Esa gobernación fue un desastre, el conurbano bonaerense es un lugar muy peligroso.

-Sin embargo, logró la reelección...

-Sí, yo creo que porque no tenía enfrente un candidato representativo.

-Hacia el futuro, ¿no es uno de los dirigentes más importantes del peronismo? ¿O a qué otro dirigente ve?

-No veo a alguien que se destaque. Para dirigir el peronismo hay que tener liderazgo. Como decía Perón, tener algunas gotas del óleo de Samuel. Hoy no veo líderes así dentro de las filas del peronismo.

-El gobierno de Carlos logró controlar la inflación, que era uno de los mayores desafíos, y al tiempo se generó un aumento de la desocupación, que fue uno de los mayores problemas de su gobierno. ¿Esto puede ser una enseñanza para Milei?

-A veces cuando hay modernización se produce como efecto no deseado una baja del empleo. Pero al desempleo muchas veces lo miden mal. Esto lo explica en un libro Juan Llach, dice que había un 7% de desocupación reconocida pero otro tanto que estaba disfrazada.

-Pero respecto al actual gobierno, ¿la desocupación podría ser uno de los riesgos del modelo?

-En estas situaciones tendría que funcionar un seguro de desempleo. Porque el Estado no puede aislarse y desentenderse de esa situación.

-¿En cuanto a la política exterior puede haber otro punto de contacto entre ambos gobiernos por la cercanía con Estados Unidos?

-Al poco tiempo de que asumió Carlos cayó el muro de Berlín y se terminó el mundo bipolar. Entonces decidió salir de los países no alineados que no servían económicamente y pasamos al lado de los países occidentales. Esto se ve en las votaciones de Naciones Unidas: de oponernos a todo lo que proponía Estados Unidos, nos acercamos. Aunque a veces hubo desacuerdos: Carlos siempre se opuso al embargo a Cuba y nunca quiso entrar al ALCA. Pero sí siempre tuvo buenas relaciones con Bush padre y con Clinton.

-En aquel momento esa relación dio frutos, nos convertimos en aliados extra-OTAN e ingresamos al G20 por ejemplo. ¿Hoy podríamos tener beneficios por medio de un alineamiento tan grande como el actual, cuando en realidad China es un mayor socio comercial?

-La brújula de las relaciones exteriores debe apuntar a los intereses argentinos. Nosotros tuvimos muy buenas relaciones con también con China, no tuvimos malas relaciones con ningún país. Los argentinos entraban sin visa en Estados Unidos, por ejemplo. Con la política del gobierno del presidente Menem, Argentina se ganó la confianza. Además había seguridad jurídica, vinieron muchas inversiones.

-¿Cómo lo ve a Martín Menem, su hijo, en el rol de presidente de la Cámara de Diputados?

-Le toca un momento muy difícil. Yo fui presidente provisional del Senado diez años y estuve a cargo del Ejecutivo más de 200 días cuando no había vicepresidente. Pero dirigir esta Cámara de Diputados, con la fragmentación que hay y con la situación económica que tenemos... Martín no tenía experiencia en eso, pero lo está haciendo bastante bien, yo estoy muy conforme con cómo llevó las sesiones. Además tiene buena relación con todos los bloques más allá de los problemas que se plantean en las sesiones.

-¿Usted lo aconseja? ¿Tiene diálogo?

-Tengo diálogo, por supuesto, es mi hijo. Pero las consultas que me hacen, no solo Martín, sino también muchos diputados y senadores, son sobre temas parlamentarios, no de carácter político.