Cadáver de efecto retardado
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Aragonès dimitió en Barcelona en consonancia con su política prudente y realista, aunque desgraciada. En Francia, la rueda de prensa de Puigdemont fue un delirio de hipótesis que no se van a producir con los periodistas convocados como colaboradores necesarios del esperpento. El forajido parecía el líder de una secta hablando de mundos que no existen ante unos discípulos entregados y ciegos haciéndole preguntas que daban por bueno el marco mental enajenado y ninguna le puso ante la evidencia de que había sido derrotado ni nadie se atrevió a preguntarle si había hecho alguna autocrítica o si va a jubilarse cuando los hechos desnuden sus fantasías y Salvador Illa sea el próximo presidente de la Generalitat con los votos de... Ver Más