Una zorra con sarna
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Si nos atenemos a la literalidad de algunos mensajes que han circulado en los últimos días, alertando de la presencia por un paraje urbanizado de Ontinyent de un zorro o zorra con sarna, tenemos sobrados motivos para sentirnos amenazados por su contagioso potencial a poco de que el cánido nos roce. E, igualmente preocupados, por la respuesta que han dado quienes deberían ser los presuntos implicados en combatir la enfermedad y salvaguardar la fauna. Unos y otros se han llamado a andana y han declinado la responsabilidad de procurarle curación, dado que se trata de un animal protegido, o de darle caza si no fuese posible sanar la raposa que, además, y por su afección, presenta un aspecto famélico propio de quien no parece estar en condiciones de procurarse su gallináceo sustento. La historia de la alimaña vista por estos lares se ha conocido en vísperas del Festival de Eurovisión , en el que participaba un grupo, Nebulossa , como representante de España. Ya el nombre del conjunto no era buen presagio para quienes lo consideran sinónimo de confusión. Otros, por el contrario, y dada su condición de fans, querían ver una vaporosa galaxia de éxito. Luego estaba el propio título de la canción y el contenido de su letra, que daba pie a toda clase de especulaciones, que me ahorraré para no verme bombardeado por mensajes tuiteros. Eso sí, lo serán tanto a favor como en contra, por parte de un personal que cada vez parece más ocioso y desocupado y con mayores deseos de juzgar modos y maneras, tanto si son de su gusto como si los detestan. Por las mismas razones, evitaré entrar en consideraciones sobre el refrán que asegura que «sarna a gusto no pica». El primero que lo pronunció no conocía el verdadero alcance del molestísimo prurito. Hubo tiempos en que verse atacado por el ácaro Sarcoptes scabiei var homini, obligaba al rapado del pelo y friegas con desinfectantes de lo más desagradables. Nunca hubo sarna que no picase y mucho. La zorra sarnosa que ha sido vista por Ontinyent se ha convertido en el símbolo de lo que le ha ocurrido a la representación española en el Festival de Eurovisión 2024. La canción «Zorra» ha resultado muy, pero que muy afectada por el ácaro, y Nebulossa ha quedado en el antepenúltimo lugar, el 22 de un total de 25. Poco consuelo supone mirar atrás y ver que hay tres países todavía más decepcionados y decepcionantes que el nuestro. Cuando se presentó la canción que iba a representar a España, sin entrar en otras consideraciones sobre la cantidad y calidad de quienes aplaudían su letra y música, me llamaron la atención dos opiniones por ser de lo más divergentes. El obispo de la diócesis Orihuela-Alicante, monseñor Juan Ignacio Munilla , la consideró expresión de la crisis cultural en España, en tanto que se trataba de una letra que «chirriaba». Y le pareció reprobable que «la respuesta frente a la vejación a la mujer fuese asumir esa misma vejación». El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez , preguntado con la mayor complacencia por uno de sus entrevistadores preferidos –a los que no lo son no les concede entrevistas- dijo que le gustaba la canción y su mensaje feminista. «A mí me parece que el feminismo no solamente es justo, sino que es divertido. Este tipo de provocaciones tienen que venir necesariamente de la cultura». Y se permitió ironizar, con la poca gracia con que suele ilustrar sus sarcasmos, que «a la fachosfera le hubiera gustado más el Cara al sol» A la vista del recuento de los votos, y el lugar en que ha quedado la representación española, no parece que «Zorra» haya gustado dentro y fuera de nuestras fronteras. Y mucho menos que al presidente más zorro , en tanto que taimado, astuto, bellaco, marrullero, sátrapa o pícaro que ha tenido España. España no gana ese certamen desde el año 1968 y lo hizo con el La, la, la, interpretado por Massiel , a la que una semana antes del festival se le encomendó representarnos, una vez que quien iba a representar a nuestro país, Juan Manuel Serrat se negó a hacerlo si no cantaba en catalán. El año siguiente se dio el insólito caso de que cuatro países quedaron empatados, Francia, Reino Unido, Holanda y España, pero nos sentimos victoriosos gracias a Salomé y su «Vivo cantando», como si tan amplio ex aequo recomendase bajarnos los humos. Si nos atenemos a las fechas en que se dieron los dos únicos triunfos hispanos, nuestros intérpretes, algunos de la talla de Raphael y Julio Iglesias, no han vuelto a ganar desde los tiempos de Francisco Franco, dicho sea con perdón por la mención de su nombre. Lo que hubiese dado Sánchez por ser el primero en enmendar esa plana de nuestra oprobiosa historia, pero Nebulossa y su «Zorra» no lo han hecho posible por haber quedado tan rematadamente mal.