El plan de Xi Jinping para agrandar las grietas en la Unión Europea y la OTAN
¿Quién es el agente de viajes de Xi Jinping? Cuando se hace el primer viaje a Europa en casi cinco años, un itinerario por Francia, Serbia y Hungría parece un tanto excéntrico.
Pero las tres paradas elegidas por el líder de China tienen mucho sentido vistas desde Beijing. Por razones estratégicas y económicas, China desea desesperadamente alterar la unidad tanto de la OTAN como de la Unión Europea. Cada uno de los tres países que Xi visita se ve como una palanca potencial para abrir grietas en Occidente.
En una visita reciente a Beijing, encontré a expertos chinos en política exterior fascinados por el discurso francés sobre la necesidad de que Europa alcance una "autonomía estratégica" respecto de Estados Unidos. En un discurso pronunciado en París el mes pasado, Emmanuel Macron, presidente de Francia, afirmó que Europa nunca debe ser un "vasallo de EE.UU.", justo el mensaje que defiende China.
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El gobierno de Xi también se alegró cuando Macron, en un vuelo de regreso de Beijing el año pasado, insinuó que Europa no tenía ningún interés en defender a Taiwán de una potencial invasión china. Aunque hubo algunos esfuerzos por justificar esos comentarios, los chinos han observado, con gratitud, que Francia bloqueó posteriormente los esfuerzos para abrir una oficina de enlace de la OTAN en Tokio. Mantener a los países de la OTAN fuera de Asia, e impedir que EE.UU. una fuerzas con sus aliados en Asia y Europa, es un objetivo clave de la política exterior china.
Pero los chinos corren el riesgo de sobreinterpretar el radicalismo de las ideas de Macron cuando se trata de la OTAN. Es posible que el presidente francés dijera en alguna ocasión que la alianza estaba experimentando "muerte cerebral". Pero, en los últimos tiempos, ha adoptado una línea mucho más dura con respecto a Rusia, lo que impone límites reales a la voluntad y capacidad de Francia para distanciarse de la OTAN o EE.UU.
El viaje de Xi a Europa también tiene un fuerte componente económico. Y en estas cuestiones, Francia es un socio mucho más difícil. Macron podría no desafiar a China por Taiwán, pero el futuro de la industria automotriz francesa es un asunto distinto.
Los vehículos eléctricos de China tienen una enorme ventaja de costos sobre sus competidores europeos y estadounidenses. Exportar esos vehículos eléctricos es crucial para los planes de Xi de revitalizar la economía de China. Olaf Scholz, el canciller alemán, pareció mostrarse complaciente con las ambiciones de Beijing en un reciente viaje a China, lo que refleja el temor de los fabricantes alemanes de autos a una guerra comercial.
Pero, con el fuerte respaldo de Francia, la Comisión Europea ha lanzado una investigación en materia de competencia sobre los vehículos eléctricos chinos. Ursula von der Leyen, la presidenta de la Comisión, que ya es impopular en Beijing debido a sus planes de 'bajar el riesgo' [de-risk] de la relación de la UE con China, se unirá a Macron para mantener una reunión con Xi. Las posibilidades de que la Comisión dé marcha atrás parecen pequeñas.
La etapa serbia de la visita europea de Xi le dará al líder chino la oportunidad de transmitir un mensaje geopolítico. La visita de Xi coincidirá con el 25 aniversario del bombardeo de la OTAN a la embajada china en Belgrado durante la guerra de Kosovo. Eso permitirá a China subrayar el argumento, también defendido por Rusia, de que la OTAN es una organización agresiva y peligrosa. (La OTAN siempre ha insistido en que el bombardeo de la embajada china fue un accidente que tuvo lugar en el contexto de una guerra para proteger a los kosovares de la agresión serbia).
El mensaje anti-OTAN de Xi puede tener una buena recepción en China, donde, comprensiblemente, el bombardeo de la embajada en Belgrado todavía genera un amargo resentimiento. A Rusia y gran parte del sur global también les gustará el mensaje antioccidental. Pero decirles a los europeos que son vasallos de EE.UU. y que la OTAN es una organización peligrosa es un mensaje que la mayoría de los europeos encontrarán insultante en el mejor de los casos, y amenazador en el peor. Los 30 países europeos que se han unido a la alianza saben que, con Rusia librando una guerra de agresión en sus fronteras, la OTAN es más necesaria que nunca.
La tercera parada de Xi es Hungría, que es miembro de la OTAN. No obstante, el líder del país, Viktor Orbán, se ha posicionado como la voz más pro-Rusia dentro de la alianza occidental y está prestando un servicio similar a China. Hungría ha bloqueado varias resoluciones de la UE críticas con China.
Después de forzar la salida de Hungría de la Universidad Centroeuropea, una institución liberal occidental, Orbán ha invitado a la Universidad Fudan de China a establecerse en Budapest. En una visita reciente a Beijing, el ministro de Relaciones Exteriores de Hungría desdeñó la idea de que China tenga un "exceso de capacidad" en vehículos eléctricos.
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Hungría recibe una recompensa directa al adoptar esta posición, ya que al menos un productor chino de vehículos eléctricos planea utilizar el país como base de producción. Si la solución de compromiso en materia de vehículos eléctricos es que las empresas chinas fabriquen más en Europa, entonces Hungría goza de una buena posición para beneficiarse.
Pero la decisión de Xi de visitar Serbia y Hungría hará difícil convencer a la mayoría del resto de países europeos de que viene en son de paz. Serbia está fuera de la UE y de la OTAN; mientras que Hungría ha socavado ambas organizaciones desde dentro. Ambos países son amigos de Rusia. El hecho de que Xi regrese a casa para recibir a Vladimir Putin en Beijing, poco después, agravará el recelo europeo sobre las verdaderas intenciones de China.
Es poco probable que la propia comprensión de Xi sobre cómo la Europa mainstream ve a Rusia mejore si pasa tiempo con personas atípicas, como Orbán y el presidente serbio Aleksandar Vui. El agente de viajes del líder chino debería haberle diseñado un itinerario más difícil.